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VOLUMEN I / I EPOCA

Director: Lic. Nut. Miguel Leopoldo Alvarado
Noticias y Artículos de Dietética y Nutriología Ortomolecular y Antienvejecimiento para Profesionales de la Salud

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viernes, 4 de abril de 2008

Generación comida chatarra

Generación comida chatarra




Foto:El Sol de Hidalgo.

El Sol de Hidalgo

3 de abril de 2008

por José Armando Aguilar

Pachuca,Hidalgo.- En el mundo, cerca de 155 millones de niños tienen sobrepeso u obesidad. Una cifra preocupante sin duda, pero que suena lejana. ¿Y México? Según el Instituto Nacional de Salud Pública, entre 1999 y 2006 el número de niños mexicanos (de 5 a 11 años) con obesidad aumentó 40%. Otras cifras hablan de que al menos 20% de los mexicanos menores de 10 años presentan sobrepeso u obesidad, lo que resulta más grave aún si se considera que los niños y adolescentes con sobrepeso tienen 70% de probabilidades de mantenerse obesos en la edad adulta.

Es decir, estamos en camino de crear una generación de adultos, hombres y mujeres, predispuestos a enfermarse, ya que el sobrepeso y la obesidad acarrean serias consecuencias a la salud, desde enfermedades cardiovasculares hasta diabetes, pasando por hipertensión arterial, derrames cerebrales y trastornos musculoesqueléticos.

AMBIENTE "OBESOGENICO"

Sin embargo, la mala nutrición por el excesivo consumo de alimentos (curioso, antes desnutrición era igual a no comer lo suficiente) no es sólo un efecto de los malos hábitos individuales, también colabora el ambiente en el que nos desarrollamos. El ambiente "obesogénico" (término acuñado por la asociación civil mexicana El Poder del Consumidor, que en los últimos meses se ha manifestado contra la mala publicidad de alimentos dirigida a niños), se define como "la omnipresente publicidad de alimentos con altos contenidos de azúcares y grasas, en especial, dirigida a la infancia; la falta absoluta de educación y orientación nutricional entre la población; el predominio de la comida chatarra en las escuelas y centros de trabajo..."

Sin embargo, no sólo un grupo de consumidores ha levantado la voz sobre la relación de la epidemia mundial de la obesidad y la publicidad de comida chatarra. El año pasado, en una reunión técnica de la Organización Mundial de la Salud (OMS), titulada "La comercialización de alimentos y bebidas no alcohólicas dirigidos a los niños", se concluyó que la promoción de estos productos tiene un efecto perjudicial sobre el conocimiento, actitudes, comportamiento de compra y consumo de alimentos en los niños. De hecho, en esta misma reunión se consideró a la publicidad de alimentos con altos contenidos de azúcares, grasas y sal como una de las principales causas del sobrepeso y obesidad en niños.

Por las razones anteriores, para conmemorar el Día del Consumidor 2008, Consumers International (CI), promueve la campaña "Generación comida chatarra", con el propósito de detener la publicidad de comida que es dañina para los niños.

RECREOS OBESOS

La escuela debiera formar parte importante de la estrategia para combatir los malos hábitos alimenticios; sin embargo, el ambiente escolar está identificado como uno de los factores que promueven el sobrepeso y obesidad infantil.

PUBLICIDAD SIN INOCENCIA

El boom de la publicidad dirigida a niños ocurrió durante la década de los ochenta, y a partir de ahí el interés de las grandes empresas por este nicho de mercado no ha dejado de crecer debido principalmente a tres factores: el dinero que los mismos pequeños pueden gastar, la influencia que éstos tiene sobre sus padres y, quizá el más importante, la fidelidad a la marca que los niños de hoy (quienes serán padres compradores mañana) desarrollan gracias a la creatividad de los publicistas.

De acuerdo con el documento The Junk Food Generation, publicado por CI en 2004, a los seis meses de edad los bebés pueden formar imágenes mentales de logotipos y mascotas de empresas; a partir de los dos años, la fidelidad a una marca puede comenzar a desarrollarse; a los tres, antes de que los niños sepan leer, pueden pedir los productos por su nombre. En contraparte, a la edad de ocho años los niños tienen dificultad para distinguir entre lo que es un anuncio y lo que es un programa, y no entienden que la intención de un anuncio es vender un producto.

Es hasta la adolescencia que los menores desarrollan un completo entendimiento de las intenciones de la publicidad.



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AHANAOA A. C.
Lic. Nut. Miguel Leopoldo Alvarado
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