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ORTOMOLECULAR NEWS

ORTOMOLECULAR NEWS LETTER
VOLUMEN I / I EPOCA

Director: Lic. Nut. Miguel Leopoldo Alvarado
Noticias y Artículos de Dietética y Nutriología Ortomolecular y Antienvejecimiento para Profesionales de la Salud

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martes, 28 de diciembre de 2010

La dieta paterna podría afectar la salud hepática de los hijos

La dieta paterna podría afectar la salud hepática de los hijos

MADRID, 27 (EUROPA PRESS)

   Una dieta paterna baja en proteínas podría afectar la salud hepática de los hijos, según sugiere un estudio realizado en ratones por investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts en Estados Unidos que se publica en la revista 'Cell'.

   El estudio muestra que los ratones de padres alimentados con una dieta baja en proteínas muestran cambios distintivos y reproducibles en la actividad de los genes metabólicos clave en sus hígados. Esos cambios se producían a pesar del hecho de que los padres nunca vieron a su descendencia ni pasaron tiempo con sus madres, lo que sugiere que la información nutricional pasa a la siguiente generación a través del esperma y sin ninguna clase de influencia social.

   Los descubrimientos se añaden a la evidencia de que la reprogramación epigenética de genes podría ser un importante mecanismo para pasar la información sobre el entorno, y en este caso el entorno nutricional, de una generación a la siguiente. La epigenética se refiere a las modificaciones químicas en el ADN heredables que pueden alterar la forma en la que los genes se expresan sin cambiar la secuencia subyacente de sus componentes.

   En su estudio los investigadores descubrieron que cientos de genes cambiaban en la descendencia de los ratones que habían sido alimentados con la dieta baja en proteínas. El perfil epigenético de los hígados de los ratones jóvenes mostraron numerosas diferencias dependiendo de la dieta paterna, incluyendo la modificación química de una secuencia de ADN que se cree sirve como un promotor para un factor de transcripción de lípidos clave conocido como Ppara. Estos cambios estaban asociados con una menor actividad del gen Ppara.

   Los investigadores no saben cómo la información se codifica y pasa del padre a la descendencia. No es obvio en que el esperma no muestra el mismo patrón epigenético visto en los hígados de la descendencia.

   Los nuevos descubrimientos en combinación con otras evidencias tienen importantes implicaciones para futuros estudios y estos ratones suponen un modelo de trabajo sobre los mecanismos responsables de la reprogramación del metabolismo transgeneracional.

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AHANAOA A. C.
Miguel Leopoldo Alvarado
Fundador y Presidente
http://www.nutriologia-ortomolecular.info

sábado, 18 de diciembre de 2010

Hipoglucemia y ataques de pánico (holistika.net)

Hipoglucemia y ataques de pánico (holistika.net)
Hipoglucemia y ataques de pánico
Autor: Cala Cervera
Area: Salud » Dolencias

Ahogo, palpitaciones, sensación de desmayo, mareo o inestabilidad, sofocos, sudoración, sensación de hormigueo o entumecimiento en las extremidades, temblor, nauseas, miedo intenso, sensación de irrealidad, confusión mental, nerviosismo, incoordinación...Éstos son los síntomas clásicos de un ataque de pánico

Cuando la hipoglucemia reactiva se disfraza de ataque de pánico

Ahogo, palpitaciones, sensación de desmayo, mareo o inestabilidad, sofocos, sudoración, sensación de hormigueo o entumecimiento en las extremidades, temblor, nauseas, miedo intenso, sensación de irrealidad, confusión mental, nerviosismo, incoordinación...Éstos son los síntomas clásicos de un ataque de pánico. Sin embargo, también son los mismos síntomas que experimentan las personas que sufren (en la mayoría de los casos sin saberlo) de hipoglucemia reactiva.

Los ataques de pánico son considerados un miedo irracional relacionado con traumas psicológicos o factores emocionales desconocidos. Todos los esfuerzos llevados a cabo para ayudar a las personas que los sufren se basan en terapias psicológicas y/o fármacos tranquilizantes para aliviar la ansiedad que indiscutiblemente los acompaña.
Al paciente se le repite una y otra vez que tiene que aprender a dominar sus pensamientos para no producir los síntomas. Sin embargo, los pensamientos se generan en el cerebro y éste es un órgano físico que responde a mensajes químicos. Al igual que cualquier otro órgano del cuerpo, el cerebro puede ser alimentado correctamente, malnutrido o dañado, y reaccionará en consecuencia.
Antes de entrar en detalles y analizar porqué los ataques de pánico pueden confundirse con la hipoglucemia reactiva, es importante entender en qué consiste este desequilibrio.


Hipoglucemia reactiva

La hipoglucemia, por sí misma, entre la profesión médica se acepta sólo en condiciones diabéticas cuando el diabético sufre una bajada de glucosa. Si, por el contrario, ésta ocurre en una persona no diabética entonces se le llama hipoglucemia reactiva. Sin embargo, la medicina alopática apenas reconoce este desequilibrio y por ello, cuando el paciente recurre al médico con esta sintomatología, lo más común es diagnosticarlo de ansiedad, recomendarle fármacos ansiolíticos y enviarlos a casa, al psicólogo o, en aquellos casos más graves, al psiquiatra.

Bioquímicamente hablando, la hipoglucemia reactiva es una concentración de glucosa en la sangre más baja de lo normal para los estándares de la persona que la sufre. El nivel de glucosa en sangre de una persona hipoglucémica sube después de las comidas y tiene una descenso significativamente más bajo de lo normal al cabo de entre 2 y 5 horas.

La glucosa es el alimento principal del cerebro y del sistema nervioso. Ninguno puede sintetizarla o guardarla. Así pues, si la concentración de glucosa en sangre baja a un nivel crítico, tanto el sistema nervioso como el cerebro se verán afectados causando un sinfín de síntomas. Sin embargo, el nivel de glucosa en sangre fluctúa en un margen más o menos pequeño durante el día, dependiendo de las comidas y del tiempo transcurrido entre éstas, sin que dicha fluctuación cause una disfunción cerebral. A esto NO se le llama hipoglucemia reactiva. También, en ciertos momentos algunas personas pueden experimentar una bajada transitoria de los niveles de glucosa, la cual es rápidamente rectificada por los propios mecanismos de regulación de la glucosa de los que dispone el organismo.

Es importante aclarar que el nivel de glucosa promedio está entre 70 y 115 mg/dl. Sin embargo, esta cifra es simplemente una aproximación. Algunas personas tienen un nivel por debajo y, en cambio, se sienten perfectamente; mientras otras mantienen los niveles dentro de estos parámetros, aún cuando sufren un bajón, y sin embargo, sienten un gran malestar.

Los síntomas de la hipoglucemia reactiva están divididos en dos grandes grupos. Los síntomas neuroglicopénicos, causados cuando el cerebro no recibe suficiente cantidad de glucosa; y los síntomas neurogénicos, que se manifiestan cuando las glándulas suprarrenales producen adrenalina y noradrenalina, con el fin de volver a subir los niveles de glucosa de la sangre.

Síntomas neuroglucopénicos:

Debilidad, llanto, angustia, visión borrosa, confusión, fatiga, irritabilidad, pánico, nerviosismo, falta de concentración, incoordinación, depresión.

Síntomas neurogénicos:

Sudor, sofoco, taquicardia, mareos, nausea, temblores, vértigo, sensación de pánico y miedo, ansiedad, dolores de cabeza, espasmos intestinales, ahogo, sensación de hormigueo.

Estos síntomas suelen ser episódicos, y se relacionan con el tiempo transcurrido y el contenido de la comida previa. Normalmente, mejoran al comer. Tienen su razón de ser: en circunstancias normales la glucosa de la sangre se mantiene dentro de un margen de variación bastante estrecho controlado por diferentes hormonas, las cuales responden rápidamente al menor cambio. Con la ingesta y metabolismo de carbohidratos (verduras, ensaladas, cereales...), los niveles de glucosa en la sangre aumentan de forma constante, activando la producción de una cantidad moderada de insulina. Ésta disminuye paulatinamente los niveles de glucosa escoltándola, por un lado, a las células, y, por otro, enviándola al hígado y los músculos para ser almacenada.

Sin embargo, cuando se consumen azúcares (azúcar de mesa, miel, fructosa etc.) o carbohidratos refinados (harinas refinadas como pan blanco, pasta, bollería etc.), los niveles de glucosa aumentan desproporcionadamente. Esto hace que el páncreas segregue una fuerte cantidad de insulina, lo cual provoca una retirada de glucosa demasiado brusca: en otras palabras, aparece la hipoglucemia reactiva con sus correspondientes síntomas neuroglucopénicos.

El hipotálamo cuando siente este bajón de glucosa, activa el Sistema Nervioso Autónomo, a través del cual se segregan catecolaminas (adrenalina y noradrenalina, principalmente). Estas hormonas estimulan la salida del glucógeno almacenado, lo cual produce un aumento de los niveles de glucosa. Esta producción de catecolaminas es la causante de los síntomas neurogénicos.

Con los años, y si la costumbre de comer azúcares y carbohidratos refinados continúa, el organismo es condicionado a producir más y más insulina, y a su vez, más y más catecolaminas. Esto produce un agotamiento tanto del páncreas como de las suprarrenales, llegando, también, a afectar la forma en que el cuerpo se enfrenta a cualquier otra situación de estrés. No es de extrañar que el paciente que sufre de hipoglucemia reactiva se sienta estresado y ansioso, e infinidad de veces sea víctima de un mal diagnóstico basado únicamente en su estado emocional.

No solamente el azúcar y los carbohidratos refinados son los responsables del desarrollo de la hipoglucemia reactiva, también los cigarrillos y el café pueden producir o empeorar este desequilibrio. Estas sustancias activan directamente las glándulas suprarrenales para producir catecolaminas, las cuales, como ya he mencionado anteriormente, activan la salida del glucógeno y, por lo tanto, el aumento de glucosa. Para contrarrestar, el páncreas libera insulina y como resultado aparece el "bajón" de glucosa en la sangre. De hecho, en un estudio de investigación sobre el tabaco y la hipoglucemia reactiva llevado a cabo por el Dr. Don C. Hemingway, publicado en el Journal of Orthomolecular Medicine en 1989, observó que si a fumadores con hipoglucemia se les hacía fumar un cigarrillo y se les sometía al Test de Tolerancia de la Glucosa, sus niveles de glucosa aumentaban, mostraban una mejoría física inmediata y disminuían sus síntomas de hipoglucemia. Así se dio cuenta de que el organismo aprende muy rápidamente a anhelar un cigarrillo cuando los niveles de glucosa disminuyen. Parece ser que lo mismo ocurre con la cafeína. Por otro lado, el alcohol inhibe la movilización de las reservas de glucosa del hígado causando una severa hipoglucemia.

Es importante tener en cuenta la hipoglucemia reactiva a la hora de tratar pacientes con ataques de pánico, sobre todo, en aquéllos que no encuentran ningún motivo emocional, trauma o shock vivido que pueda estar causándolos. Personalmente creo que existen diferentes razones para pensar que detrás de muchos ataques de pánico se esconde un desequilibrio de la glucosa, y más concretamente la hipoglucemia reactiva.

Estas razones son:

•Dieta Occidental

En primer lugar, los hábitos dietarios adoptados por nuestra sociedad en los últimos 100 años han contribuido al aumento de una variedad de problemas de salud, entre ellos la hipoglucemia reactiva, la cual es, principalmente, causada por un dieta alta en carbohidratos refinados y estimulantes. Nunca antes había habido tal magnitud de problemas de ansiedad, pánico e incluso desequilibrios fóbicos, como hasta ahora.

Estos procesos son prácticamente desconocidos entre las pocas poblaciones que sobreviven comiendo de forma natural, con una alimentación sin refinar.

•Más mujeres que hombres

En la mayoría de los estudios, artículos y libros sobre ataques de pánico se habla de que existe un número mayor de mujeres que de hombres sufriendo de este desequilibrio. No olvidemos que el sistema endocrino de la mujer es mucho más complejo: sólo la menstruación, embarazo y menopausia producen una gran variedad de cambios hormonales, por lo cual, las mujeres son más dadas a sufrir desequilibrios del sistema hormonal.

Según un estudio llevado a cabo sobre las diferencias entre los sexos en la hipoglucemia reactiva, llevado a cabo por el Dr. Amiel y publicado en Diabetología en el año 1993, las mujeres sufren niveles más bajos de glucosa que los hombres y además presentan más síntomas neurogénicos y neuroglucopénicos. Otros médicos, como el Dr. Toft, opinan que la hipoglucemia reactiva es más común entre pacientes mujeres de 20 a 40 años.
Por otro lado, un alto porcentaje de síntomas del Síndrome Premenstrual están causados por una excesiva cantidad de estrógenos y, por el contrario, unos niveles bajos de progesterona. Ambas hormonas controlan los niveles de glucosa, por lo tanto, cualquier desequilibrio entre ellas puede fácilmente producir hipoglucemia reactiva. Por ejemplo, como ya hemos visto anteriormente, una bajada de glucosa estimula la producción de adrenalina, la cual favorece la segregación de glucógeno y, por lo tanto, el aumento de los niveles de glucosa. La adrenalina se forma a través de la progesterona, así un deficiencia de ésta puede fácilmente relentizar la subida de glucosa causando hipoglucemia reactiva.

La píldora anticonceptiva también parece afectar los niveles de glucosa. El Dr. Wayne Huey-Heng shey llevó a cabo un estudio de investigación publicado en Clinical Endocrinology en 1994, que demuestra que la píldora anticonceptiva tomada durante al menos 3 meses produce intolerancia a la glucosa.

Por otro lado, más mujeres que hombres tienden a seguir dietas estrictas para perder peso. Estas dietas pueden tener un efecto muy importante en el desarrollo de la hipoglucemia reactiva: por un lado, el no comer regularmente, o, por el contrario, no consumir suficiente proteína puede provocar este desequilibrio; por otro, una dieta insuficiente puede favorecer la falta de nutrientes esenciales para el control de la glucosa, como son el zinc, cromo, magnesio y las vitaminas B, por mencionar algunas.

•Ataques de pánico por la noche

Cualquier persona que haya sufrido ataques de pánico sabe que los peores momentos son durante la noche y a primera hora de la mañana. Esto no es de extrañar, ya que la glucosa llega a su pico más bajo justamente en esos momentos, normalmente cuando la persona lleva sin comer alrededor de 8 ó 10 horas, desde la última comida. Estas personas normalmente necesitan un café o un cigarrillo (o ambos) recién despertados para poder enfrentarse al día.



DIAGNÓSTICO

El test que suele llevarse a cabo para verificar una posible hipoglucemia reactiva es el Test de Tolerancia de la Glucosa (que suele hacerse en un periodo de 2 a 6 horas). Sin embargo, pocos médicos lo recomiendan.

Personalmente opino que si se decide llevar a cabo este test de laboratorio, debe ser únicamente para confirmar el diagnóstico, y NUNCA para descartarlo.

Es importante respetar la individualidad bioquímica de cada paciente: hay personas que durante el test pueden mostrar síntomas y malestar con tan sólo un reducción de 2 mg de glucosa dentro de los parámetros aceptados y, sin embargo, el test no indicará ningún desequilibrio.

Por otro lado, se ha demostrado en diversos estudios, por ejemplo el de la Dra. Taylor publicado en el Journal of Behavioural Medicine, en 1988, que los síntomas que aparecen durante el test son más intensos no en el momento más bajo del nivel de glucosa, sino media hora más tarde. Esto puede despistar a la hora de hacer un diagnóstico.

Por otro lado, el punto más bajo del nivel de glucosa puede durar muy poco rato, y si las muestras de sangre no se toman muy regularmente la hipoglucemia reactiva puede pasar desapercibida.

Si se lleva a cabo el test, es importante también tener en cuenta la dieta del paciente; los horarios de comida; historia familiar de migrañas, alergias, diabetes, epilepsia, depresión... ; desequilibrios sufridos en el pasado como hepatitis, problemas de vesícula, nauseas durante el embarazo...; y posibles deficiencias nutricionales.

TRATAMIENTO

Dieta

La dieta es fundamental para prevenir, controlar y combatir la hipoglucemia reactiva (o los supuestos ataques de pánico). En primer lugar es importante eliminar:

* Azúcares (azúcar blanca o integral, miel, fructosa, sacarina, siropes, refrescos);
* carbohidratos refinados (pan blanco, harinas refinadas, pasta y arroz blanco, cereales de desayuno edulcorados);
* fruta excesivamente dulce (especialmente el plátano, uvas, higos, sandía y melón);
* fruta seca como pasas, ciruelas e higos secos;
* zumos de frutas, patatas, remolacha, guisantes, maíz, nabos, boniatos y zanahorias cocinadas;
* alcohol;
* estimulantes como el café, té, y refrescos con cafeína.

Es fundamental comer algo de proteína en cada comida (ya sea proteína vegetal o animal). Ésta incluye: carne, pescado, huevos, algas, frutos secos y semillas, productos de soja, legumbres mezcladas con cereales. La proteína provoca la producción de la hormona glucagón, la cual contrarresta la descarga de insulina, y previene los descensos bruscos de glucosa.

También es importante comer regularmente durante el día. Hay pacientes que hacen las tres comidas de rigor diarias, pero del desayuno a la comida pueden pasar entre 6 y 7 horas. Por esto, es importante preguntar los horarios de comidas. No deben pasar más de 3 horas sin ingerir algún tipo de alimento. Así pues, es importante respetar las 3 comidas principales, más un "snack" a media mañana y otro a media tarde.

•Suplementos

Los nutrientes más importantes para el control de la glucosa son los siguientes:

•Zinc. Se encarga de la producción, almacenamiento y descarga de insulina. Su deficiencia puede causar bajadas de glucosa. Dosis: 15-60 mg diarios.
•Cromo. Forma parte, junto con la vitamina B3, y los amino ácidos glicina, glutamina y cisteína, del llamado "Factor de Tolerancia de la Glucosa". Este factor trabaja conjuntamente con la insulina para regular los niveles de glucosa. Literalmente, el cromo aumenta la tolerancia del organismo a la glucosa. Dosis: 200-600 mcg diarios.
•Magnesio. Cumple una importantísima labor en la descarga y acción de la insulina. También convierte la glucosa en energía. Casualmente, su deficiencia está asociada a la aparición de ataques de pánico. Dosis: 400 mg diarios.
•Potasio. La hipoglucemia causa una pérdida considerable de este mineral por la orina, debido principalmente al desgaste suprarrenal. La ingestión de cloruro de potasio corrige rápidamente esa deficiencia, y es mucho más seguro y efectivo que las tabletas de glucosa que normalmente recomiendan los médicos. Dosis: 200 mg diarios, y 1gr en reacciones agudas. (Cuidado si existen problemas de riñón.)
•Glutamina. Ayuda a aumentar los niveles de glucosa, además de reducir la ansiedad por alimentos dulces y alcohol. Dosis: 500-1500 mg diarios.
•Glicina. Estimula la descarga de glucagón. Dosis: 500-1000 mg diarios.
•Vitaminas B. Especialmente la B3, B5 y B6, son vitales para el metabolismo de los carbohidratos, además de equilibrar las glándulas suprarrenales, el páncreas e hígado. La vitamina B6, por ejemplo, ayuda también a metabolizar el magnesio y a absorber mejor el zinc. Dosis B3: 500-1000 mg (efecto no ruborizante) diarios. Dosis B5: 500 -1000 mg diarios. Dosis B6: 200 mg diarios.
•Vitamina E. Favorece la entrada de glucosa en los músculos, mejorando los síntomas de la hipoglucemia. Dosis: 400-1000 mg diarios. (Cuidado si se sufre hipertensión.)
•Vitamina C. Es fundamental para normalizar la producción de insulina. Se encuentra en grandes cantidad en las glándulas suprarrenales y es fundamental para la producción de adrenalina y cortisol. Dosis: 1000-4000 gr. diarios.

EJERCICIO

El ejercicio es fundamental para nuestra salud. Sin embargo, el exceso de ejercicio puede disminuir el nivel de glucosa. Así pues, se recomienda seguir una rutina de ejercicio suave. Se sabe que éste ayuda a mantener unos niveles óptimos hormonales, además de ayudar a que la glucosa entre mejor en las células aumentando la energía, sin requerir insulina. Buenas opciones de ejercicio son: caminar, nadar, ir en bicicleta, yoga, tai-chi, trampolín... Es importante practicarlo regularmente, un mínimo de 3 veces por semana, con sesiones de media hora cada una.

En conclusión, es importante tener en cuenta que no todos los casos de ansiedad y ataques de pánico son debidos a desequilibrios emocionales. En algunos casos el problema puede radicar en un desequilibrio de la glucosa. Muchos casos de ataques de pánico han sido exitosamente resueltos de forma muy sencilla: equilibrando los niveles de glucosa de la sangre con una buena alimentación, nutrientes y ejercicio.

Cala H. Cervera, nutricionista ortomolecular

Cala H. Cervera es autora de:


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AHANAOA A. C.
Miguel Leopoldo Alvarado
Fundador y Presidente
http://www.nutriologia-ortomolecular.info

martes, 14 de diciembre de 2010

El aumento de peso parece cambiar la respuesta del cerebro a la comida (En Linea Directa.info)

El aumento de peso parece cambiar la respuesta del cerebro a la comida (En Linea Directa.info)


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14 Dic 2010
Diciembre (HealthDay News/HolaDoctor) -- Es probable que tomarse un batido resulte una experiencia placentera para la mayoría de personas, a veces muy placentera. Pero aparentemente, entre las personas que tienen sobrepeso o son obesas, esto no es así.

Parece que comer en exceso disminuye la respuesta neurológica al consumo de alimentos sabrosos como el batido, según sugiere un estudio reciente. Esa respuesta se genera en el núcleo caudado del cerebro, una región que tiene que ver con la recompensa.

Mediante el uso de imágenes por resonancia magnética funcional (IRMf), investigadores encontraron que las personas con sobrepeso y obesas mostraron menos actividad en esa región del cerebro mientras bebían un batido que las personas de peso normal.

"A mayor IMC [índice de masa corporal], menor la respuesta del caudado cuando se toma un batido", apuntó la autora líder del estudio Dana Small, profesora asociada de psiquiatría de la Yale y miembro asociada del Laboratorio John B. Pierce de la universidad.

El efecto fue especialmente potente en adultos que portaban una variante particular del gen taqIA A1, que se ha relacionado con un mayor riesgo de obesidad. Small apuntó que en ellos la disminución de la respuesta cerebral al batido fue muy pronunciada. Alrededor de un tercio de los estadounidenses porta la variante.

Los hallazgos se debían presentar a principios de semana en la reunión del Colegio Estadounidense de Neuropsicofarmacología en Miami.

No está del todo claro exactamente qué significa esto para las personas que comen en exceso o por qué los que hacen dieta señalan que es tan difícil ignorar la comida altamente gratificante. Pero los investigadores tienen algunas teorías.

Cuando se les preguntó qué tan satisfactorio les resultaba el batido, los participantes con sobrepeso y obesos dieron respuestas que no diferían mucho de las de los participantes de peso normal, lo que sugiere que la explicación no es que las personas obesas disfrutan del batido más o menos que los demás.

Y cuando hicieron los escáneres cerebrales en niños en riesgo de obesidad porque ambos padres eran obesos, los investigadores encontraron lo opuesto de lo que hallaron en adultos con sobrepeso.

Los niños en riesgo de obesidad en realidad mostraron una mayor respuesta del caudado ante el consumo del batido, en comparación con los niños no considerados en riesgo de obesidad porque tenían padres delgados.

Los investigadores afirman que eso sugiere que la respuesta del caudado se reduce como resultado de comer en exceso durante toda la vida.

"La reducción en la respuesta del caudado no precede al aumento de peso, sino que viene después de éste", señaló Small. "Eso sugiere que la reducción es la respuesta del caudado es una consecuencia, en lugar de una causa, de comer en exceso".

Estudios en ratas han arrojado resultados similares, apuntó Paul Kenny, profesor asociado del laboratorio conductual y de neurociencia molecular del Instituto de Investigación Scripps en Júpiter, California.

Cuando se dio a ratas acceso a comida muy sabrosa y altamente gratificante durante periodos extensos, se hicieron obesas. Mientras más engordaron, más se redujo la respuesta de los centros de recompensa de sus cerebros.

"Con el tiempo, los sistemas de recompensa comenzaron a hacerse más lentos", apuntó Kenny. "No funcionaban adecuadamente. Pensamos que en los humanos sucede algo similar".

"A medida que se vive y se sigue comiendo esos alimentos altamente sabrosos, se sobreestimula el centro de recompensa del cerebro", explicó. "Con el tiempo, el sistema se resiste, y se desacelera, motivo de que mientras más alto sea el IMC, menos actividad se vea en el área de recompensa".

Entre otras cosas, el núcleo caudado del cerebro tiene que ver con la regulación de la impulsividad, que se relaciona con el autocontrol y las conductas adictivas, anotó Small.

"El caudado es una región del cerebro que recibe dopamina", dijo. "Lo que esta respuesta cerebral podría significar es que comer en exceso causa adaptaciones en el sistema de la dopamina, lo que podrían conferir un riesgo de comer en exceso en el futuro".

Entonces, la pregunta para los que hacen dietas es si la respuesta puede restaurarse a la normalidad si pierden peso. Los investigadores dijeron que no lo sabían, pero planeaban evaluarlo.

La investigación con personas que tienen otras adicciones sugieren que, con el tiempo, podría haber cierta recuperación de la normalidad en el procesamiento cerebral de las recompensas, pero tal vez nunca haya un regreso completo al punto de inicio, comentó Kenny.

Un segundo estudio a ser presentado en la reunión encontró que los cerebros de las personas obesas respondían de forma distintos que los de personas de peso normal a recompensas y castigos anticipados de comida o dinero.

Encontró que los individuos obesos mostraban una mayor sensibilidad cerebral a la recompensa anticipada, y menos sensibilidad a las consecuencias negativas que las personas de peso normal. El estudio fue llevado a cabo por investigadores del Centro Médico de la Universidad de Kansas.

Dado que los hallazgos de ambos estudios fueron presentados en una reunión médica, deben considerarse como preliminares hasta que aparezcan en una revista reseñada por pares.

Alrededor del treinta por ciento de la población de EE. UU. se califica de obesa, y las consecuencias médicas cuestan más de $100 mil millones al año, lamentó la Dra. Nora Volkow, directora del Instituto Nacional de Abuso de Drogas de EE. UU. y experta en la neurobiología de la obesidad.

Señaló que uno de los principales culpables de la obesidad es la constante disponibilidad de "comida excesivamente gratificante" que, cuando se come, podría alterar el sistema de recompensa del cerebro.

"Cada vez es más reconocido que el cerebro mismo desempeña un papel fundamental en la obesidad y el consumo excesivo de comida", resaltó Volkow.  

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AHANAOA A. C.
Miguel Leopoldo Alvarado
Fundador y Presidente
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sábado, 11 de diciembre de 2010

Los peligros del azúcar

Su exceso fomenta la obesidad, la ansiedad y la diabetes tipo 2

28-sep-2009 Paloma Corredor

El exceso de dulce provoca ansiedad - Ian Britton
El exceso de dulce provoca ansiedad - Ian Britton
El azúcar refinado nos pone de buen humor, pero su abuso reduce la energía y conduce a acumular grasa. Hay alternativas más sanas, como la stevia o el jarabe de arce.

Hace un siglo, el azúcar blanco de caña era un artículo de lujo que sólo se consumía en ocasiones especiales. Hoy en día, se añade azúcar refinado a prácticamente todos los productos que encontramos en el supermercado.

También está aumentando la presencia de un tipo de endulzante conocido como jarabe de glucosa rico en fructosa, que sustituye al azúcar común en multitud de alimentos procesados: refrescos, zumos, golosinas, salsas, galletas, yogures, sopas, cereales, pan y hasta potitos para bebes.

Ansiedad por comer dulce

Sin embargo, esta sobredosis de azúcar blanco lo convierte en un pésimo aliado de la vida sana. Está vacío de nutrientes y es bajo en fibra. Aporta una sensación de energía inmediata pero engañosa, pues está causada por una subida repentina de azúcar en la sangre que cae en picado con la misma rapidez y se transforma en cansancio, decaimiento, ansiedad y ganas de comer más dulce. El resultado es un círculo vicioso que nos conduce a consumir cada vez más azúcar, con el consiguiente peligro para la salud y la línea.

Leer más en Suite101: Los peligros del azúcar: Su exceso fomenta la obesidad, la ansiedad y la diabetes tipo 2 http://alimentacionsana.suite101.net/article.cfm/cuidado_con_el_azucar#ixzz17oRsYpF5

Otro motivo que convierte al azúcar en casi una droga es que libera serotonina en el cerebro. Esta sustancia nos provoca sensación de alegría y felicidad. Y... por supuesto, cuanta más tenemos, más queremos (¡ay, esos bombones y helados que "curan" el desamor!). Sin embargo, un consumo excesivo convierte la euforia en cambios de humor, estrés, fatiga y hasta tristeza, especialmente en momentos en los que nos sentimos más vulnerables.

Desequilibrio de la insulina

Para comprender cómo nos afecta negativamente este alimento, debemos saber que el páncreas es el órgano que bombea insulina, una sustancia que acompaña al azúcar en su recorrido a través de la sangre hacia los tejidos y músculos. Cuanta más azúcar tomamos, más insulina debe producir el páncreas y más le cuesta desempeñar su función. Llega un momento en que el esfuerzo le satura, y comienza a funcionar más despacio o se produce una resistencia de las células a los efectos de la insulina. Es entonces cuando aparece la cada vez más común diabetes tipo 2 .

Sobrepeso y debilidad

Además, la insulina ayuda a crear depósitos de grasa, ya que almacena el azúcar en forma de grasa saturada. De forma que, a medida que el cuerpo se vuelve cada vez más resistente a la insulina, vamos engordando. La insulina que flota por la corriente sanguínea provoca la formación de placas en las arterias, lo que puede provocar enfermedades cardiovasculares.

Más efectos negativos: el azúcar deprime el sistema inmunológico y nos hace más vulnerables a las enfermedades. También hace aumentar el crecimiento de bacterias y la fermentación en los intestinos, lo que causa pesadez, desequilibrios en la flora intestinal (candidiasis) o sensación de vientre duro e hinchado.

Jarabe de arce y otros edulcorantes naturales

En cualquier herbolario o departamento de alimentación ecológica del supermercado podemos encontrar edulcorantes naturales que son una buena alternativa al azúcar refinado y al jarabe de glucosa rico en fructosa. Al estar menos elaborados, no afectan de forma tan acusada a las concentraciones de azúcar en la sangre y sobrecargan menos el organismo. Y aunque su sabor al principio puede desagradar al paladar, acostumbrarse a él merece la pena. Podemos elegir entre azúcar de dátil, jarabe de arroz integral, néctar de agave, jarabe de arce, miel, melaza o malta de cebada.

También existe una planta llamada stevia que es hasta 30 veces más dulce que el azúcar blanco. Se puede encontrar en líquido, en polvo o en gránulos similares a los edulcorantes a base de sacarina o aspartamo. Apenas aporta calorías y no tiene ninguno de los efectos negativos sobre el organismo del azúcar blanco. Una excelente opción para un desayuno saludable.

Este, por cierto, puede ir precedido de un vaso de agua tibia con el zumo de medio limón en ayunas, un remedio natural para eliminar toxinas del organismo.

Leer más en Suite101: Los peligros del azúcar: Su exceso fomenta la obesidad, la ansiedad y la diabetes tipo 2 http://alimentacionsana.suite101.net/article.cfm/cuidado_con_el_azucar#ixzz17oSZjxwD

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viernes, 10 de diciembre de 2010

Desnutrición y transgénicos ¿Problema alimentario o político?

Desnutrición y transgénicos ¿Problema alimentario o político?

02-dic-2010 Alfredo Macías Narro

Indígenas en resistencia - Foto Ap
Indígenas en resistencia - Foto Ap
Los transgénicos son formas de vida creadas en laboratorio, con una técnica que altera su estructura molecular, pero se consideran de alto riesgo ambiental.

El maíz transgénico que México importa de Estados Unidos contiene genes de una bacteria, misma que le hace producir una sustancia insecticida, característica que el maíz nunca tendría de manera natural. El problema es que, hasta la fecha, no se han estudiado los efectos a largo plazo del consumo de transgénicos.

Lo que sí se ha documentado es el riesgo de contaminación para las especies nativas por el cultivo de transgénicos, lo cual entraña graves amenazas para la riqueza biológica del maíz mexicano y para millones de campesinos.

El negocio capitalista de los transgénicos

Dentro del agudo marco de la crisis de la tortilla, (mismo que es un problema alimentario no menor para la población mayoritaria, ya que, en tanto los salarios mínimos aumentaron un ridículo 3%, el precio de este producto de primera necesidad en la mesa de las familias mexicanas, aumentó entre un 35% y un 250%).

Leer más en Suite101: Desnutrición y transgénicos ¿Problema alimentario o político? http://pobrezamarginacion.suite101.net/article.cfm/desnutricion-y-transgenicos-problema-alimentario-o--politico#ixzz17lqGdQQN

La trasnacional Monsanto quiere llevar agua a su molino, promoviendo sus variedades de maíz transgénico, como "soluciones" y aprovechando la complicidad de algunos funcionarios del Gobierno federal de la administración calderonista.

A la errónea decisión de incrementar las importaciones de maíz procedentes de Estados Unidos se suman afirmaciones sin sustento científico para impulsar la siembra de los maíces transgénicos en México. Monsanto aprovecha la actual crisis en el precio de la tortilla para presionar que se aprueben sus solicitudes para sembrar maíz transgénico en México, centro de origen y diversidad de dicho grano, bajo aseveraciones, como las siguientes

Las semillas transgénicas aumentarán rendimientos y abastecerán el mercado de maíz

La actual crisis de los precios es provocada por la especulación, pues la producción de maíz en México es suficiente: en 2006 México produjo 22 millones de toneladas de maíz blanco, de las que por lo menos dos millones eran excedentes.

Por el contrario, un reporte de 2006 del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos reconoce que los rendimientos de los transgénicos "no son mayores a los de las variedades híbridas convencionales"; diversos estudios demuestran que, bajo condiciones de sequía, los transgénicos presentan rendimientos muy bajos y requieren una gran cantidad de agroquímicos tóxicos.

Para producir más se requieren semillas transgénicas

El problema no son las semillas, pues para producir más se requiere inversión en la infraestructura de riego, el uso de variedades de maíz adaptadas a las distintas condiciones de suelo y clima y un programa de apoyo técnico y financiero a los productores.

Además, las semillas transgénicas requieren condiciones de producción "que no se dan en la mayor parte del territorio nacional", como son la siembra en grandes superficies planas e irrigadas, con alta tecnificación y capacidad de inversión en todo el paquete tecnológico.

Se requieren semillas transgénicas que resistan plagas y cambios climáticos

En el mundo solo existen tres tipos de transgénicos a escala comercial: "los que producen insecticida Bt para insectos lepidópteros y el gusano de la raíz; los que toleran mayores cantidades de herbicida y los que presentan ambas modificaciones".

Los transgénicos no son semillas mágicas

No controlan todas las plagas y de hecho, ni siquiera son viables bajo las condiciones de producción características de México. De acuerdo con el estudio Maíz y Biodiversidad, ninguno de los transgénicos existentes resuelve los problemas del campo mexicano ni responden a las necesidades más apremiantes de los campesinos mexicanos.

No existe un solo transgénico comercial que resista a la sequía o que responda a los cambios climáticos. Las semillas mejor adaptadas para tolerar sequías, cambios del clima y estrés ambiental son, "precisamente, las variedades nativas de maíz, del que México es centro de origen y biodiversidad"; de ahí la urgencia de proteger esta riqueza genética libre de riesgos y libre de patentes corporativas privadas y transnacionales.

Empobrecimiento alimentario

No es difícil entender que para las familias mexicanas, cada día es más difícil acceder a los productos de maíz, así como al frijol y a la más accesible proteína animal de calidad (los huevos y la leche), alimentos que forman (¿formaban?) la columna vertebral de su dieta cotidiana y que, si de suyo era raquítica en cantidad y sumamente deficiente en calidad, ahora será un factor incrementado de desnutrición.

Alimentos chatarra y problemas de salud

Para las familias más pobres pero, paradójicamente, también para las personas de clase media y alta para las que, el creciente consumo de alimentos chatarra, ha acarreado problemas (cuyo origen está altamente correlacionado con la desnutrición) y que se han convertido en problemas de salud pública, como son, entre otros males, la obesidad y la diabetes asociada de tipo I, particularmente entre los niños menores de 12 años.

Leer más en Suite101: Desnutrición y transgénicos ¿Problema alimentario o político? http://pobrezamarginacion.suite101.net/article.cfm/desnutricion-y-transgenicos-problema-alimentario-o--politico#ixzz17lqaU2t8

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AHANAOA A. C.
Miguel Leopoldo Alvarado
Fundador y Presidente
http://www.nutriologia-ortomolecular.info

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