Verónica Gutiérrez Portillo
La información sobre todo lo que concierne a la salud es un imperativo moral y una necesidad de nuestro tiempo, de acuerdo con los expertos en la materia.
La necesidad se deriva de la utilidad de la comunicación en la profesión médica, en todos los tiempos, y en la actualidad, por el protagonismo de las ciencias de la vida y de la salud y de sus perspectivas.
La ciencia y la tecnología sanitarias han progresado más en decenios pasados que a lo largo de toda la historia humana. La información médica, como el resto de la información científica, crece a ritmo exponencial, lo que significa que es mucho más rápida que la de la mayoría de los fenómenos sociales.
Con respecto a la ética, la Organización Mundial de la Salud (OMS) subrayó, en el informe sobre sus actividades en 1986 y 1987, que es un imperativo moral asegurar el acceso de la gente a informaciones objetivas y válidas sobre todos los aspectos de la sanidad que les conciernen; informaciones que deben presentarse en un contexto cultural adecuado, tal que lo puedan comprender....
La información al público es considerada por la OMS vía de acercamiento a uno de sus objetivos: la atención a la salud primaria. Para sus dirigentes, las primeras disciplinas necesarias para este acercamiento son la educación y la información. La promoción de la salud pasa por la comunicación, tanto en los países en desarrollo como en los industrializados.
La divulgación biológico-médica se ha convertido en estrella de los medios de comunicación, y aunque no todos tengan una sección dedicada a la divulgación científica, con frecuencia se ven obligados a hablar a sus lectores de salud y enfermedad.
Desde finales de los años 60 parecería que la biología y las ciencias de la vida hubieran arrebatado el protagonismo a la física y a los temas nucleares.
Hoy, además, la información médica y sanitaria se ha convertido en objeto de interés general ante la gravedad de algunos problemas mundiales relacionados con ésta: el cáncer, el sida, las drogas, las técnicas de reproducción asistida, las deficiencias e ignorancia patente en temas de nutrición, la aparición de nuevos virus y mutaciones virales diversas que se cobran miles de vidas, etcétera.
A pesar de los progresos gigantescos registrados en biología fundamental, gran número de enfermedades amenazan todavía, en pleno siglo XXI, a la salud humana.
En medicina, los campos más apasionantes y decisivos al día de hoy son la inmunología, la neurobiología, las redes neuronales, los combates mundiales contra el cáncer, el desarrollo de la tecnología médica, los problemas sanitarios vinculados con el medio ambiente y el estilo de vida de la civilización industrial, así como la medicina predictiva con el análisis del genoma humano.
No se trata de difundir algunas técnicas cuyo conocimiento y aplicación corresponde a la comunidad médica, sino una serie de hechos y circunstancias que faciliten la alerta del paciente ante la enfermedad y que ejerzan sobre él una educación sanitaria y un estímulo para que pueda poner en práctica las más elementales medidas de higiene física y mental.
En buena parte, el periodismo médico y sanitario debe ser un preventivo.
Un aspecto importante está constituido por la divulgación de temas relacionados con la nutrición.
La población en general requiere más información cuando comprende la relación entre alimentación y salud. Este tipo de información la demanda hoy el mercado, y quizá por eso el control de los mensajes suele estar en manos de la publicidad y no de las redacciones de los medios.
Únicamente abordando el tema de la nutrición sana en todos sus aspectos podremos realmente determinar, para modificarlos en caso necesario, los múltiples factores ecológicos, sociales, económicos y políticos que condicionan esta parte decisiva de la salud humana, que es nuestro estado alimentario.
No es ninguna novedad que el estado nutricional adecuado de una persona haga la diferencia en caso de enfermedad.
Los males de origen alimentario aumentan en varios países, lo que nos lleva a preguntarnos: ¿Puede la nutrición sana ser un desafío?
La opinión afirmativa es del doctor Hiroshi Nakajima, quien asegura que una vida sin hambre y malnutrición, indispensable para gozar del grado máximo de salud, constituye uno de los derechos elementales de todo ser humano.
Hoy no puede ya haber desarrollo social y económico sin una nutrición adecuada. Sin embargo, hay que matizar: la distinción simplista entre países desarrollados y en desarrollo no es ni mucho menos un criterio que permita determinar si el estado de nutrición de sus respectivas poblaciones es satisfactorio.
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