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VOLUMEN I / I EPOCA

Director: Lic. Nut. Miguel Leopoldo Alvarado
Noticias y Artículos de Dietética y Nutriología Ortomolecular y Antienvejecimiento para Profesionales de la Salud

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sábado, 17 de diciembre de 2011

HIGIENE INTESTINAL

Artículos y Noticias de Dietética y Nutriología Ortomolecular y Antienvejecimiento para profesionales de la salud

HIGIENE INTESTINAL

HIGIENE INTESTINAL

SU RELACION CON LA NUTRICION, LA SALUD Y LA ENFERMEDAD

Alvarado, Miguel Leopoldo. HIGIENE INTESTINAL:SU RELACION CON LA NUTRICION, LA SALUD Y LA ENFERMEDAD [Internet]. Versión 12. Knol. 2010 ago 3. Disponible en: http://knol.google.com/k/miguel-leopoldo-alvarado/higiene-intestinal/306dqwqdng39c/41

Este trabajo es una recopilación de las enseñanzas de la doctora Catherine Kousmine, quien dedicó su vida a la investigación de diversos procedimientos naturales y terapéuticas nutricionales para fortalecer la salud, incrementar la vitalidad y la longevidad, y prevenir enfermedades. Todo lo aquí expuesto relata y resume su filosofía y sus recomendaciones para una higiene intestinal.


INTERNATIONAL LUTHERAN UNIVERSITY
SCHOLL OF TRADITIONAL NATUROPATHIC AND NATURAL PHARMACY
HIGIENE INTESTINAL / SU RELACION CON LA NUTRICION, LA SALUD Y LA ENFERMEDAD
Disertación para completar los requisitos del Programa de Grado Universitario del Doctorado en Naturopatía (N.D.)
Miguel Leopoldo Alvarado Saldaña

HIGIENE INTESTINAL / SU RELACION CON LA NUTRICION, LA SALUD Y LA ENFERMEDAD
By Miguel Leopoldo Alvarado Saldaña
A Dissertation Submitted in Partial Fulfillment of the Requirements for the Degree of
Doctor of Naturopathy
International Lutheran University / Scholl of Traditional Naturopathic and Natural Pharmacy
West New York, New Jersey
Febrero, 2010

PREFACIO

Este trabajo es una recopilación de las enseñanzas de la doctora Catherine Kousmine, quien dedicó su vida a la investigación de diversos procedimientos naturales y terapéuticas nutricionales para fortalecer la salud, incrementar la vitalidad y la longevidad, y prevenir enfermedades. Todo lo aquí expuesto relata y resume su filosofía y sus recomendaciones para una higiene intestinal.

INTRODUCCION

De una visión materialista, mecanicista y fragmentaria, durante los últimos años, se ha evolucionado hacia una concepción científica y filosófica integral y holista del ser y del cuerpo humano. Perspectiva que contempla y aborda al humano como un ser bio, psico, social, trascendente, que integra todas sus partes y sus diferentes aspectos en una sola entidad humana e integral, insertada e íntimamente interrelacionada con nuestra biosfera, como un ecosistema en el que interactúan diversas especies de seres vivos, además del hombre, dependiendo unos de otros y de su equilibrio.
Como consecuencia de ésta evolución, la medicina moderna, y en especial la naturopatía y la nutriología ortomolecular han ido confiando cada vez más en los métodos naturales, en las fuerzas curativas naturales e internas del organismo humano, y en sus mecanismos de auto-reparación y autocuración, como primera línea de acción, antes que los medicamentos alópatas.
En este contexto, la ciencia de la salud aplica de manera sistemática las leyes de la naturaleza, de la bioquímica, de la nutrición y de la termodinámica para estimular las fuerzas curativas contenidas en lo más recóndito de las células del cuerpo humano, a escala molecular.  
La naturopatía y la nutriología ortomolecular fundamentan su acción en el principio de la salud holista que mira al hombre como un todo integrado, partiendo del principio de no diagnosticar enfermedades, fragmentando al cuerpo humano en órganos o tejidos determinados, y asilados de sus demás partes. Bajo esta visión holista cada persona es un individuo único, pleno y completo, que actúa a la vez como una totalidad en relación al universo y su entorno circundante. Si nos desviáramos de esta perspectiva, nos conduciríamos por una parte a una total desarmonía y por otra parte, como en la medicina alópata, a considerar incurables diversos padecimientos crónicodegenerativos comunes en la actualidad.
La naturopatía y la nutriología ortomolecular, sostienen que todos los seres vivos son “animados por una fuerza vital” y cuando esta, se perturba, se produce la enfermedad, y cuando se estimula, y equilibra, se produce salud.  
Los síntomas en este contexto, son considerados como manifestaciones del intento del cuerpo por curar una enfermedad, o de avisarnos que el cuerpo en su totalidad está enfermo, en base al principio que establece que no hay enfermedades, sino solo hay enfermos. Los síntomas son en consecuencia, respetados como tales, en contraste con el enfoque de la medicina convencional, que considera a los síntomas como trastornos aislados que es necesario eliminar.  
Es por eso que al presentarse los primeros síntomas, el naturópata y el nutricionista ortomolecular, prescriben programas de limpieza y detoxificación corporal y colónica, una alimentación natural y saludable, junto a un programa de nutrición  óptima utilizando complementos nutritivos, actividad física, masaje e hidroterapia, con el propósito de estimular el flujo de la fuerza vital y los mecanismos de autocuración. 

PAPEL DEL INTESTINO EN LA SALUD

Mientras la delgada membrana del intestino tiene una estructura normal, estamos suficientemente protegidos contra la absorción y reabsorción de microbios, toxinas y sustancias que no han sido completamente digeridas, pero si nos alimentamos mal, esta membrana se torna anormalmente porosa y deja pasar multitud de bacterias, toxinas y materias no digeridas. El hígado, que recibe la sangre, y los ganglios linfáticos, que reciben la linfa intestinal, funcionan a modo de filtros. Si estos órganos funcionan bien, neutralizan los gérmenes y las toxinas sin que suceda nada malo; pero si sus funciones disminuyen o se desequilibran de manera crónica, sobrevienen enfermedades (Dra. Kousmine). 
Es por eso, que la mayoría de los enfermos que padecen patologías de tipo crónicodegenerativo, presentan previamente alteraciones severas y crónicas en sus intestinos, incluso mucho tiempo antes de que se pueda observar y diagnosticar una enfermedad definida.  
Uno de los principales síntomas de este mal funcionamiento previo, suele ser el estreñimiento crónico, que obliga a algunas personas a utilizar cotidianamente laxantes. La finalidad de los laxantes es la de estimular químicamente las membranas intestinales forzándolas a funcionar. Como consecuencia, los músculos de las paredes intestinales se debilitan y se origina una situación de dependencia con el remedio. 
Progresivamente, dichas alteraciones digestivas crónicas alteran la salud. Algunos síntomas pueden ser debidos a la disfunción crónica del tránsito intestinal. Es común que si ya se padecen alteraciones digestivas crónicas, posteriormente se desencadenen patologías tales como fatiga crónica, insomnio, problemas nerviosos y mentales, dolores menstruales y artritis, además de otros.
A largo plazo, la disfunción del tránsito intestinal puede incluso desencadenar enfermedades muy graves como cardiopatías, cáncer, reumatismo y artritis degenerativa, degeneración del sistema nervioso, hepática o renal.
Cuando una persona se alimenta correctamente, se nutre óptimamente, practica hábitos de vida sana y realiza actividad física adecuada, mantendrá un intestino sano que funcionara apropiadamente y mantendrá una permeabilidad adecuada que permitirá la absorción de los nutrientes e impedirá  la asimilación de microorganismos y toxinas.  
Pero debido a la degradación de nuestros alimentos, del medio ambiente, y a la inactividad física, en la actualidad existen pocas personas con un tracto intestinal sano y normal, siendo esta, la causa común y subyacente de la disminución de la vitalidad, de la decadencia física y mental que observamos las poblaciones de todo el mundo y de las epidemias modernas.
En algunos casos leves, puede bastar con reiniciar un régimen de vida sana, una alimentación natural y una nutrición óptima para recuperar el buen funcionamiento intestinal. En casos avanzados será necesario recurrir a algunas prácticas de limpieza colónica como los que vamos a describir a continuación, y/o a algunos otros procedimientos naturales no descritos en este trabajo.

LA SALUD Y ENFERMEDAD

La organización Mundial de la Salud (O.M.S.) define la salud como “un estado completo de bienestar físico, mental y social; no solamente ausencia de enfermedad o invalidez”. Indudablemente el  estar sano es un estado de bienestar, superior al de no estar enfermo y en la cama, lo que involucra al ser completo. Sin embargo desde una visión más completa e integral, siendo el humano, un ser bio-psico-social-transcendente, una visión holista de salud, involucra a estos cuatro aspectos fundamentales. Si uno de estos aspectos, falla, o se deteriora, sobreviene el desequilibrio y la enfermedad.
En la actualidad frecuentemente se cuestiona si nuestra concepción moderna sobre salud es correcta y si existe algún prototipo de hombre sano que corresponda a un estado de salud, verdadera, integral y completa, que abarque los cuatro aspectos mencionados. 
La doctora Catherine Kousmine (creadora de la Fundación Medica Kousmine, en la cual colaboran actualmente cientos de médicos europeos, investigando sobre la salud y la enfermedad humana), ha recapitulado las conclusiones de McCarrison y relata: “Varios años de investigación llevaron a McCarrison a preguntarse ¿Qué era la salud?... Entonces recordó a los hunzas (pueblo de 10,000 habitantes distribuidos en cinco tribus que viven en el Himalaya, en el extremo norte de Pakistán). Este pueblo muestra un estado de vitalidad y de ánimo sinigual, siempre tendiente a la risa jubilosa, aun en periodos de frio, hambre y privaciones. No presenta señal alguna de irritabilidad, de ansiedad, ni impaciencia, y son conciliadores. Las enfermedades mentales son desconocidas entre ellos. Se encuentran exentos de enfermedades crónicas y su sistema defensivo se opone poderosamente a los agentes infecciosos. Algunos ligeros y pasajeros accesos de fiebres son todos sus padecimientos. La vejez no debilita su visión, ni su audición, sus dientes se conservan intactos, su corazones continua siendo capaz de intensos esfuerzos. La vida solo se extingue a una edad avanzada cercana a los 120 años, su muerte es semejante a una llama apacible que toca suavemente su fin. Los hombres procrean hasta los 75 años, y se puede observar a muchos centenarios labrar sus campos. La capacidad de los hunzas para el esfuerzo es notable. Ni la fatiga, ni el miedo dan la impresión de existir en ellos. Para los hunzas, recorrer 230 kilómetros en forma continua no representa nada extraordinario, ni ocasiona fatiga visible”. 
McCarrison se trasladó  a vivir y convivir durante 10 años al valle hunza, para estudiar e investigar la razón de su extraordinaria salud física y mental. De sus investigaciones se puede deducir que la verdadera salud humana y lo que en el mundo moderno consideramos como salud, existe una gran diferencia con multiples estados intermedios, dice la doctora Kousmine y agrega: “si la salud de los hunzas representa la norma para el género humano, lo que llamamos de esa manera, no corresponde la salud verdadera. Lo que consideramos usualmente como salud, es solo un promedio de quienes no se consideran enfermos, un dato estadístico, o un estado variable en constante descenso en la actualidad.  
Tras un estudio exhaustivo de todos los factores y variables capaces de influir en el estado de salud de los hunzas tales como raza y herencia genética, higiene, alimentación, actividad física, y diversos factores medioambientales, McCarrison concluyó que el elemento causal, decisivo y fundamental de la extraordinaria salud, vitalidad y longevidad de los hunzas, es su alimentación, determinando que este es el factor clave.  
Regresando a Inglaterra, McCarrison verificó sus conclusiones realizando estudios con ratas. Dio a 1200 ratas la alimentación típica de los barrios bajos de Londres: pan blanco, platillos dulces a base de harinas y azucares refinados, confituras, carnes grasosas, conservas,  golosinas, grasas industrializadas, etcétera. Después de un plazo más o menos prolongado, encontró  que en los animalitos se producían casi todas las enfermedades, malestares, síntomas y trastornos del comportamiento que existían en el hombre de las poblaciones modernas y “civilizadas”. Las ratas sometidas a la influencia de un régimen de alimentación urbana, se volvían progresivamente más irritables, agitadas h agresivas. Algunos animalitos terminaron por devorarse entre sí. En contraparte, a otro grupo de ratas les suministro una alimentación que equivaldría a la típica dieta hunza, manteniéndolas exentas de enfermedades, reinando entre ellas la armonía, la paz y el entendimiento.  
Desde ese entonces, a lo largo del siglo XX, varios y diversos estudios en diferentes animales y en humanos, han ido confirmando de una manera u otra, las observaciones y conclusiones de McCarrison.  
Los hunzas viven de su propia agricultura y ganadería, han rechazado obstinadamente la importación de alimentos industrializados, se alimentan con exclusividad de productos cultivados en su propio suelo.  Para mantener la calidad y fecundidad de éste, recogen con cuidado los excrementos de hombres y animales, a fin de devolverlos a la tierra, de tal manera, aseguran el ciclo de materia orgánica y mineral, que pasa de la tierra a la planta, de la plana al animal y al hombre, para devolverlo finalmente otra vez a la tierra. Su ganado se alimenta de follaje verde de la región y pasta libremente, en forma espaciosa y natural. “la frugalidad de este pueblo es notable. Su régimen alimentario se compone en esencia de cereales enteros y sin procesar, frutas, y en menor proporción de legumbres. La carne es totalmente magra y limitada, los productos lácteos se usan escasamente. Los cereales que se cultivan en el valle hunza son el mijo, el trigo sarraceno, la cebada y el trigo candeal”…  “Los cereales se conservan en grano, y se muelen a la medida necesaria en molinos de agua, cuya muela inferior de piedra, llamada yacente, es fija”… Su ciclo sueno vigilia transcurre en sincronía con el ciclo natural de luz y obscuridad, recibiendo una abundante cantidad de radiación solar en el día, y durmiendo durante la oscuridad”…  “Una vez al año mantienen un periodo de privación en el que se alimentan de brotes y de plantas jóvenes de sus huertos, y de hiervas silvestres”…  “Este periodo de privación alimentaria, coincide con la época de los grandes trabajos agrícolas y dura hasta el mes de junio”…  “Las caras enflaquecen, las facciones se vuelven angulosas, y sin embargo, las personas se muestran activas, limpias ordenadas, plenas de atenciones, cordiales y gozosas. Esta subalimentación periódica y pasajera, este ayuno relativo, no produce perjuicio alguno en la salud de ese pueblo, sino todo lo contrario”… 
De los expuesto por la doctora Kousmine respecto a las investigaciones y conclusiones de McCarrison, podemos deducir los siguiente: La salud no consiste simplemente en la ausencia de enfermedad, sino como explican los doctores Harvey y Marilyn Diamond: “es un estado óptimo del funcionamiento corporal”…  “una salud robusta, es nuestro estado natural de ser, y la curación es un proceso biológico del cuerpo, no un arte que se practica en el”… por lo tanto “la salud esta libremente al alcance de todos, y depende de nosotros disfrutarla”… “la naturaleza nos ha proporcionado cuanto necesitamos para estar sano o para restablecer nuestra salud”…  “llevar una vida saludable, no es un are que debemos aprender, sino una manera instintiva de vivir a la que debemos regresar”…
En contrapartida… ¿Qué  es la enfermedad?

ENFERMEDAD

Para el naturópata la salud proviene del equilibrio entre las funciones de los órganos, aparatos y sistemas que componen el cuerpo humano, así como de la asimilación y aprovechamiento de los nutrientes para la reparación de las células desgastadas y regeneración de los tejidos, así  como de la  eliminación de residuos, venenos y toxinas, en unas cuantas palabras, de la homeostasis total del organismo.
En contrapartida, la enfermedad surge al perturbarse la homeostasis y el equilibrio entre las diferentes funciones orgánicas, como consecuencia también de insuficiencias nutricionales que impiden la reparación de las células y los tejidos, y como consecuencia de introducción, producción y acumulación, de sustancias toxicas o extrañas al organismo, y la incapacidad para eliminarlas eficientemente. 
Los expertos en este campo explican que para que surja una enfermedad es necesario que exista en primera instancia, una predisposición genética heredada, más uno o varios factores ambientales desencadenantes, entre los cuales pueden destacarse: una alimentación errónea, insuficiencias de nutrientes, deficiente digestión y/o asimilación, higiene inadecuada o insuficiente, actividad física inapropiada, contaminación ambiental, carga excesiva de estrés físico, climático, químico, laboral, familiar o emocional, y estrés oxidativo, factores que en conjunto con otros, constituyen un determinado estilo de vida. Existen otros factores, tal vez más sutiles, pero no menos importantes, que pueden influir de manera determinante en la calidad de la salud y de la vida de una persona, tales como el ambiente afectivo, familiar y social, ciertos patrones de conducta y actitud hacia la vida, como el permanecer alegre o triste, el manifestar o reprimir ciertas emociones comportamientos espontáneos, y el tipo de intensidad de vida espiritual o religiosidad, así como el grado de felicidad y de satisfacción personal.  
Desde un punto de vista puramente químico orgánico, desde el nacimiento hasta la muerte, dice Robert Masson en su Tratado de Naturopatía Practica: “el hombre vierte en sus humores, venenos intestinales (escatol, indol, fenol, ptomaínas, metano, sulfito de hidrogeno, ácido láctico, pirúvico, etcétera) y residuos del metabolismo (urea, ácido úrico, creatina, creatinina, seromucosidades, gas carbónico, etcétera).”… Cuando la producción o introducción de venenos y residuos “llega a ser tan importante que loe emuntorios (órganos eliminatorios: hígado, riñones, piel, pulmones, intestinos), no bastan a su función, la fuerza vital rechaza el auto envenenamiento y crea válvulas de escape de seguridad o enfermedades emuntoriales, con el fin de aportan una ayuda a los emuntorios sobrecargados”…  “si la fuerza vital es intensa, aparecen enfermedades de la piel como sarampión, varicela, etcétera. Cuando la eliminación es violenta y la fiebre que permite quemar los desechos es elevada, eso indica una gran fuerza vial eliminadora”… “si la fuerza vial es menos elevada, la expulsión tomara la forma de acné, eczema, psoriasis, etcétera”… “Los desechos son expulsados por la superficie, pero sin fiebre”… “si la fuerza vital es aún más débil, habrá eliminación por las mucosas: leucorrea, sinusitis, otitis, amigdalitis, bronquitis, etcétera”… “si la fuerza vital es muy baja, no habrá eliminación, los venenos y los residuos no serán expulsados, permanecerán entonces en el organismo, donde en un esfuerzo de salvaguardia, la fuerza vital los depositara en los puntos menos vitales: cavidades, articulaciones (artritis, artrosis), órganos sexuales (quiste, tumor, cáncer), medula ósea (leucemia), sistema nervioso (Parkinson, esclerosis en placas)”… “vemos pues que el problema de salud consiste en evitar el desequilibrio entre la producción y la eliminación de venenos y residuos, de donde resulta la necesidad de conocer cómo puede producirse ese desequilibrio”… “dicho desequilibrio, puede producirse por intoxicación exógena o por intoxicación intestinal”.
Sin embargo, el origen patológico de algunas enfermedades no es tan simple como pudiera parecer, como cuando produce diabetes o una enfermedad cardiovascular, trastornos que se incuban a través de varios años, de sometimiento a una dieta deficiente y a un estilo de vida inadecuado, junto a otros factores desencadenantes. 

LA DIGESTIÓN, LA ASIMILACIÓN Y LA EVACUACIÓN

El mantenimiento de nuestro cuerpo y por lo tanto de nuestra salud, depende no solo de lo que ingerimos, sino de una manera más precisa, de la manera en que nuestro tracto digestivo puede sacar provecho de lo que comemos. Entre nuestro cuerpo y el contenido de nuestro tubo digestivo, tal como sucede entre una planta y el suelo que la alimenta, existe una misma relación fundamental.
El hombre puede adaptarse a raciones alimenticias cuantitativa y cualitativamente muy distintas según las circunstancias. Por ejemplo, en el curso de su célebre expedición en el Polo Norte, en 1894, Nansen y su compañero sobrevivieron varios meses alimentándose solo de carne y grasa de osos polares y focas, siendo este un claro ejemplo de adaptación  temporal a un régimen exclusivamente cárnico, al cual no se encontraban habituados. En el caso de un vegetariano convencido, que elimina por completo la carne de su alimentación, alcanza a tolerar cantidades mayores de legumbres, que las que tolera un hombre acostumbrado a un régimen mixto. Siendo la digestibilidad de los alimentos, la primera condición para su buena utilización por el organismo, no depende solo de su naturaleza, sino también de la habituación del tubo digestivo. En un mismo país, en sus distintas provincias, los hábitos alimenticios son muy diferentes; los platillos regionales a las cuales no se está acostumbrado, pueden provocar indigestión y rechazo por falta de adaptación: un alioli de Marsella, un potaje flamenco a la cerveza, o el pescado seco de los pescadores del norte, no son tolerados por todas las personas.
Para que los alimentos resulten beneficiosos, deben poder ser digeridos y asimilados de la mejor manera posible. Se denomina digestión a la solubilización de los alimentos, vinculada en general con una escisión y una descomposición de las moléculas que lo constituyen. De este modo, el almidón es hidrolizado y convertido en azúcar, las proteínas son degradadas a aminoácidos, y las grasas neutras, son transformadas una parte en glicerol y otra en ácidos grasos. Después de este primer proceso digestivo, es preciso que las moléculas simplificadas, puedan atravesar la pared del tuvo digestivo.
Tanto en la digestión, como en la asimilación, intervienen numerosas enzimas, también denominadas fermentos o diastasas, moléculas de naturaleza proteica, que ejercen una función catalizadora, y aceleradora de las reacciones químicas en general.
Para que un alimento pueda sufrir con facilidad la acción de los jugos y de sus enzimas digestivas, tiene que ser primeramente fragmentado y triturado por la masticación en la boca. En su transcurso queda impregnado de saliva, lo que facilita su digestión, al tiempo que es sometido a la acción de la enzima ptialina, que actúa sobre el almidón y lo convierte en moléculas más pequeñas (dextrinas). Además por vía refleja, la masticación desencadena la secreción de jugos digestivos en el aparato digestivo.
El estómago secreta pepsina, bajo la acción de la cual las proteínas de los alimentos se descomponen en complejos biomoleculares más simples denominados peptonas; las peptonas son disociadas en el intestino en sus partículas elementales, los aminoácidos, los cuales son absorbidos y transportados por la sangre, a partir de los cuales son reconstituidas las proteínas humanas.
El intestino y el páncreas secretan fermentos digestivos (enzimas) que actúan sobre el almidón, las proteínas y las grasas, denominados amilasa, tripsina, lipasa, etcétera, descomponiéndolos en sus elementos más simples. Por último, la bilis, secretada por el hígado en el tubo digestivo, tiene como función emulsionar las grasas y aumentar, duplicándola, la eficacia de las enzimas pancreáticas (amilasa y tripsina). La masa liquida de los jugos digestivos llega a un volumen cotidiano de unos seis litros, o sea, unos dos litros por comida: la de la bilis es de alrededor de un litro por día.
Cuando las moléculas de los alimentos han sido disueltas y sus estructuras simplificadas, pueden entonces atravesar la pared intestinal y quedar a disposición de nuestro organismo para nutrirlo, o dicho de otra forma, para proporcionarle la energía que le es indispensable, y la materia prima para su crecimiento, desarrollo y reparación. Para que todo este proceso de nutrición se desarrolle en forma correcta, es preciso entonces, que en el momento en que comemos, los órganos digestivos secreten enzimas en cantidad suficiente. Ciertas alteraciones de la salud que se deben a una insuficiencia enzimática pueden mejorar con el aporte de fermentos digestivos extraídos de plantas (como papaya, piña, etcétera) o órganos animales (del jugo pancreático).
Pero para que el proceso de digestión y nutrición resulte completo y eficaz, es además deseable que exista armonía entre la velocidad de la digestión y la de transporte de los alimentos a través del tracto digestivo. El estómago desempeña el papel de reservorio, bate los alimentos para someterlos a la acción del jugo gástrico, y luego los evacua gradualmente hacia el intestino delgado. En este, el bolo alimenticio es impulsado en un movimiento pendular de vaivén, que favorece el contacto con los jugos digestivos destinados a transformarlo y con las paredes que deben absorberlo. Estas últimas se encuentran recubiertas de válvulas y de vellosidades, que aumentan en considerable medida la superficie de absorción. Cuando los alimentos han atravesado el intestino delgado, cuya longitud es de unos 7 metros y cuya superficie desarrollada, en general, se calcula en unos 43 metros cuadrados (Policard), los desechos no asimilados penetran en el intestino grueso en forma líquida.
Si el transporte a través del intestino delgado es demasiado rápido, la digestión y la asimilación no tienen tiempo de terminar. Las sustancias no asimiladas penetran en el intestino grueso y se constituyen en sustrato de las bacterias que lo pueblan. Mientras estas se nutren de desechos alimenticios todo va bien. Por el contrario, si a causa de una aceleración del tránsito, una lenificación anormal del proceso de digestión, una ingesta excesiva de alimentos, o una masticación defectuosa, los microorganismos se alimentan en exceso, proliferan indiscriminadamente, se tornan agresivos, ascienden hacia el intestino delgado y dan lugar a fermentaciones anormales, inflamaciones y diarrea.

Las deposiciones

Primero en el estómago y después en el intestino delgado, los alimentos son digeridos (degradados y fraccionados a sus componentes más elementales) y luego absorbidos. Las sustancias que penetran en el intestino grueso, el cual mide alrededor de 1.65 metros, son todavía liquidas. La parte derecha, denominada colon ascendente, contiene restos de alimentos utilizables y celulosa. Los primeros todavía pueden ser absorbidos. En cuando a la celulosa, bajo la acción de las bacterias se degrada en forma parcial en glucosa absorbible. Los microorganismos componentes de la flora bacteriana, abundan en el intestino grueso y sintetizan allí diversas vitaminas útiles para el cuerpo (complejo vitamínico B y vitamina K), y al mismo tiempo desplazan otros microorganismos que pueden resultar perjudiciales.
Al recorrer el colon transverso y luego el colon descendente (a la izquierda del abdomen), se recuperan el agua y una parte de la bilis. Los residuos se concentran en el colon sigmoideo, asa del intestino grueso, que se encuentra por encima del recto y que sirve de reservorio para las deposiciones, las cuales serán evacuadas luego al interior. El mecanismo de concentración de las materias fecales es de una asombrosa precisión. Siendo necesario que el 86 por ciento del agua sea absorbida para que la materia fecal tenga una consistencia normal. Si se absorbe el 88 por ciento del agua, se vuelve demasiado dura, con una absorción del 82 por ciento es demasiado fluida (Kousmine).
La materia fecal normal del hombre debe tener la forma de una salchicha de 4 centímetros de grosor y de 15 a 20 centímetros de longitud. Su color, pardo claro u oscuro, es determinado en esencia por su contenido de pigmentos biliares y en forma accesoria por ciertos alimentos (espinacas, cacao, arándanos, zanahorias, remolachas, etcétera). En el régimen lactovegetariano, el color es más claro; en el régimen carneo, más oscuro. La primera parte del excremento normal presenta abultamientos y el resto es liso; se encuentra revestido de escaso moco transparente. Su color es débil, determinado por la presencia de escatol e indol, sustancias químicas producidas por las bacterias a partir del aminoácido triptófano no asimilado. Un olor fuerte o acido es normal.
En el hombre, tal como en el caballo, el perro, el gato, etcétera, las deposiciones normales, no ensucian el ano al realizar las evacuaciones. Jamás debería hacer falta emplear más de una hoja de papel higiénico para limpiarse, y este último tendría que quedar limpio, o, cuando mucho, recoger rastros de mucus.
Si la alimentación es mixta y la comida principal se torna al mediodía, la evacuación intestinal se hace al día siguiente por la mañana, después del desayuno. De tal manera, hacen falta de 18 a 20 horas para completar el recorrido del tubo digestivo. Solo se emplean de 4 a 5 horas para el tránsito a través del estómago y del intestino delgado, y el resto del tiempo para el trayecto del intestino grueso. Doce horas después de una ingestión de alimentos, los desechos que provienen de estos, comienzan a acumularse en la última parte del intestino grueso. La materia fecal evacuada por la mañana contiene los restos de las tres comidas del día precedente: la segunda parte de la deposición, de menor calibre y más blanda, contiene los residuos de la comida vespertina.
Son raras las personas que tienen dos deposiciones normales por día, tal como son raros aquellos en quienes las deposiciones se mantienen normales y solo son evacuadas cada dos días.
Una deposición normal, se encuentra compuesta principalmente por los residuos de una descamación del epitelio intestinal, por una masa más o menos importante de bacterias y por sustancias de las cuales el organismo se libera por intermedio de la bilis, por el jugo pancreático y por la excreción a través de la mucosa intestinal. Contiene, además, diversas fibras vegetales indigeribles, como celulosa (polímeros de glucosa), hemicelulosa (polímeros de otros azúcares) y lignina, la cual es muy resistente a la acción de las bacterias. Es homogénea, exceptuadas algunas partes duras y no comestibles, tales como el hollejo de las uvas y las cascaras de las almendras, restos vegetales mal masticados, etcétera.
Quienes están sujetos a un ayuno total prolongado continúan efectuado sus deposiciones. Los excrementos se vuelven, sencillamente, menos abundantes y ya no contienen otra cosa que elementos provenientes del propio organismo.
Las deposiciones de la persona que se nutre de alimentos totalmente asimilables (carne, huevos, azúcar, almidón, harina blanca, pan blanco, aceites y grasas, etcétera), tienen la misma composición que las del individuo que ayuna. Solo aumenta la masa de las materias fecales. La celulosa y las otras fibras vegetales acrecientan el volumen de las deposiciones con su presencia y su capacidad de retener agua, pero también como consecuencia del aumento de la descamación intestinal y de la proliferación bacteriana que ocasionan.
El peso de una deposición normal es de 100 a 250 gramos; llega a 370 gamos como término medio en los vegetarianos. Cuando existe una enfermedad del tubo digestivo, la masa de las deposiciones puede aumentar por hipersecreción o por hiperdescamación, así como en la diarrea aguda. También puede disminuir, y ello en forma considerable, a pesar de una alimentación rica en celulosa, cuando los aportes del hígado, del páncreas y de la mucosa intestinal se vuelven menos abundantes. 

EL HORARIO DE LAS COMIDAS

Otro punto importante, es el horario de las comidas. Todos saben que “picotear” a cualquier hora del día y de la noche es malsano. Para que la digestión sea normal, es preciso que los órganos digestivos tengan reposo, a fin de poder preparar las enzimas que se secretarán en la próxima ingestión de alimentos.  
Pero hay más. La digestión exige un esfuerzo considerable (dos litros de jugos digestivos por comida), por lo tanto, no se realiza en forma correcta cuando el organismo se encuentra fatigado. Los pueblos del Norte de Europa, han comprendido que la digestión se cumple particularmente bien por la mañana, después del reposo nocturno, por lo tanto su desayuno es en ellos una comida opulenta. Entre los demás países de Europa y de América, por el contrario, el desayuno suele ser una comida a menudo muy poco abundante, y muchos se conforman con una taza de café acompañada de una pieza de pan, o a veces café  solo, pues no tienen apetito por la mañana. Los occidentales comen normalmente, tarde, y en la víspera, han tenido un sueño agitado. Su apetito queda satisfecho. Y por la noche, debido al cansancio, su organismo se ha negado a secretar los jugos digestivos inmediatamente después de la comida, por lo que primero necesitan algunas horas de reposo. La digestión así postergada no es buena y trastorna el sueño. Este fenómeno se acentúa cada vez más, a medida que avanza la edad, y las personas que envejecen saben que la comida de la noche debe ser muy ligera o nula, porque de lo contrario se presentan alteraciones digestivas crónicas; que solo desaparecerán cuando la causa del trastorno, es decir, la comida demasiado tardía y demasiado copiosa, sea suprimida o reemplazada por un desayuno más abundante.
El método más rápido para suprimir estas alteraciones consiste en hacer un enema de infusión de manzanilla, de uno o dos litros, por la noche, para eliminar la mayor cantidad posible de población microbiana, y luego, durante un día, alimentarse con exclusividad con bananas maduras o de otros frutos crudos y maduros, lo cual modifica y normaliza la flora intestinal. La recuperación del equilibrio por medio de un horario adecuado, se convierte entonces en algo más fácil.

EL CONTENIDO INTESTINAL, PARTE ESENCIAL DE NUESTRO MEDIO

Durante toda nuestra vida, debemos defender la integridad de nuestro organismo contra las influencias deletéreas del  ambiente. Es fundamental comprender que el contenido de nuestro tubo digestivo forma también parte de ese ambiente, en su nivel somos más frágiles, estando menos protegidos.
En efecto, en el intestino, la mucosa de revestimiento, cuya superficie desarrollada mide aproximadamente unos 43 metros cuadrados, está constituida por una sola capa celular de un espesor de 25 a 30 micrones (es decir, de 25 a 30 milésimas de milímetro). Por debajo de ese revestimiento, y en contacto íntimo con él, se encuentran los capilares sanguíneos y linfáticos, cuya pared es más delgada aun, y cuya superficie desarrollada es igual, respectivamente, a unos 11 y 5 metros cuadrados. Por lo tanto, el contenido del intestino delgado sólo se encuentra separado de la sangre de los capilares por una membrana más fina que el papel de seda. En las alteraciones digestivas ocurre que los microorganismos que colonizan el intestino grueso, revestido a su vez por una capa celular única, ascienden al intestino delgado. La vida de estas bacterias está vinculada con la producción de gases y de sustancias toxicas. Cuando la delgada mucosa del intestino tiene una estructura normal, nos encontramos lo bastante protegidos contra la absorción eventual de microbios y de toxinas, pero cuando nos alimentamos mal, esa mucosa delicada se vuelve anormalmente permeable y deja pasar numerosas bacterias y toxinas. El hígado, que recoge la sangre, y los ganglios linfáticos, en los cuales se vierte la linfa procedente del intestino, funcionan a manera de filtros. Si pueden detener y neutralizar los gérmenes y las toxinas, nada ocurre, pero si son absorbidos en forma crónica, aparecen enfermedades graves.
La digestión se acompaña de una dilatación de los capilares, y por lo tanto, de un aumento de su permeabilidad. La migración de las bacterias y de las toxinas del intestino a la sangre aumenta en ese momento. Los veterinarios conocen bien ese fenómeno, que denominan “microbismo”, por oposición a infección o septicemia. Los animales domésticos hacen en general una vida mucho menos sana que los animales salvajes y presentan deficiencias análogas a las nuestras. Los veterinarios han aprendido que es preciso, en el momento de sacrificarlos, que los animales para consumo se encuentren en ayunas a fin de obtener una carne que se conserve bien. En plena digestión, el tejido muscular se coloniza de microbios intestinales y por lo tanto, la carne no se conserva en buenas condiciones para su consumo.
En las personas con trastornos gastrointestinales como estreñimiento, alteraciones de la permeabilidad intestinal, de la digestión, de la absorción, disbiosis, etcétera, la mala digestión, la absorción de partículas mal digeridas, la proliferación de microorganismos patógenos, la autointoxicación, y la asimilación sustancias tóxicas es la causa principal de una degradación de la salud, acompañada de diversos malestares y de enfermedades. 

HIGIENE INTESTINAL

Las irrigaciones colónicas y la prescripción de lavativas rectales, son técnicas de higiene corporal conocidas desde la antigüedad. Han sido prescritas y practicadas por todas las medicinas naturistas de tipo tradicional, en las que se considera al individuo como un todo. La medicina moderna ha dividido arbitraria y paulatinamente al ser humano, desarticulado su visión global. Esta es la razón por la cual, los especialistas como los dermatólogos y los neumólogos, por ejemplo, no comprenden la importancia de la higiene intestinal para tratar como una primera línea de acción, enfermedades y trastornos como un acné rebelde, o en el segundo caso, un asma bronquial crónico.  
Sin embargo, cada vez resulta más evidente que las enfermedades, muchas veces, no se manifiestan en el lugar en donde se originan, y que las causas subyacentes suelen ser multifactoriales y remotas, sobre todo en el caso de las enfermedades crónicodegenerativas. 
Desde esta perspectiva holística, en la que el hombre se concibe en su totalidad, la higiene intestinal es un método imprescindible para ayudar al organismo a reequilibrarse, siendo muy eficaz en la práctica, y que encuentra su aplicación adecuada en las terapias naturópatas holísticas, como veremos a continuación.

EL PAPEL DEL COLON

La superficie total del intestino suma alrededor de 50 metros cuadrados. Esto significa que nuestro cuerpo se encuentra más en contacto, con su contenido, que con el medio ambiente que lo rodea. Por esto, es de suma importancia, estar más interesados por lo que ocurre en el intestino, y en particular, en el colon.  
El colon es la última etapa del tránsito de las materias de desecho, su propósito consiste en conducir al exterior, los desechos, elementos de la alimentación que no han sido asimilados por el organismo durante el proceso de la digestión. Su papel primordial es el de reabsorber el agua, con el fin de concentrar las materias fecales, que se encuentran aún en estado líquido, a la salida del intestino delgado. “El mecanismo de concentración de las materias fecales es de una precisión asombrosa. Se debe absorber un 86 % del agua para que las heces tengan una consistencia normal. Si se absorbe el 88 %, serán demasiado fluidas”, como explica la doctora Kousmine. 

LA MUCOSA INTESTINAL

La mucosa que reviste el intestino, se encuentra formada por una sola capa de células llamadas enterocitos (células epiteliales del intestino encargadas de absorber diversas moléculas alimenticias y transportarlas al interior del cuerpo humano), los cuales tienen un espesor de 25 a 30 milésimas de milímetro. Atrás de dicho revestimiento, se encuentran diversos conductos: capilares sanguíneos y linfáticos. Los materiales contenidos y transportados por el intestino delgado se encuentran separados de los capilares, por una membrana muy fina y frágil que se renueva cada dos días. Esta capa de células constituye, un delgado y delicado filtro, cuya integridad depende de numerosos factores químico-alimentarios que la pueden afectar. Por ejemplo, un exceso de mantequilla (rica en ácido butírico), de grasas animales saturadas, o la presencia de grasas vegetales desnaturalizados y bilógicamente inactivas (prensadas en caliente, refinadas e hidrogenadas y/o oxidadas), pero, sobre todo, una insuficiencia de ácidos grasos esenciales de configuración cis-cis, debida a la carencia en la alimentación de aceites vírgenes de primera presión en frío, ricos en ácidos grasos poliinsaturados, son todos estos, factores que aumentan la permeabilidad de las membranas de las células de todo el organismo y, en particular, las del intestino, que son particularmente finas, produciéndose con ello un incremento de la permeabilidad intestinal.
Mientras las delgadas membranas de las células del intestino conservan su integridad y normalidad, se mantiene suficiente protección contra la reabsorción eventual de microorganismos y toxinas; pero la alimentación errónea, afecta dichas membranas las cuales se tornan anormalmente porosas, permitiendo el paso multitud microorganismos, toxinas y fracciones moleculares provenientes de los alimentos, incompletamente digeridas. El hígado, que a través de la vena porta, recibe la sangre cargada en el intestino, y los ganglios linfáticos, que reciben la linfa intestinal, funcionan como un filtro contra los microorganismos, las toxinas y los materiales sin digerir, y si estos son neutralizados no pasa nada, Pero si su capacidad es rebasada por una abundancia materiales agresivos y tóxicos, y su capacidad es sobrepasada, sus funciones se desequilibran de forma crónica, dando origen a enfermedades graves. (Catherine Kousmine).

EL ESTADO DEL INTESTINO Y SUS CONSECUENCIAS SOBRE LA SALUD

La mayoría de las personas que padecen patologías de tipo crónicodegenerativo, presentan previamente desde tiempo atrás, alteraciones intestinales, este proceso patológico comienza mucho tiempo antes de manifestarse los síntomas de alguna enfermedad. Uno de los principales y primeros síntomas, suele ser el estreñimiento crónico, que los induce a utilizar laxantes a diario. La finalidad de los laxantes (incluso los compuestos a base de plantas medicinales) es la de estimular químicamente las membranas del intestino, forzándolas a funcionar. Como consecuencia, los músculos intestinales se debilitaran, dando origen a una situación de dependencia a dicho remedio. En la actualidad, existen muy pocas personas con un tránsito intestinal normal.  
Paulatinamente, las alteraciones digestivas crónicas, alteran la salud. Algunos síntomas suelen ser debidos a la disfunción crónica del tránsito intestinal. Por lo que no es raro que, si previamente se padecen alteraciones digestivas de tipo crónico, más adelante puedan aparecer patologías más severas y molestas tales como: decaimiento, depresión, fatiga, insomnio, nerviosismo, alteraciones mentales y de comportamiento, dolores menstruales, dolores articulares y musculares. A largo plazo, un mal funcionamiento del tránsito intestinal puede incluso desembocar en enfermedades más graves, tales como enfermedades cardiovasculares, cáncer, artritis, reumatismo, insuficiencia renal crónica, alergias, degeneración del tejido nervioso, etcétera. 

Disminución de la absorción de vitaminas

El intestino requiere entre 18 a 24 horas, para eliminar las materias de desecho provenientes de la alimentación. Si el tránsito intestinal no se realiza de forma correcta, los desechos se depositan, tapizando poco a poco la pared de determinadas lugares del intestino. Según el doctor Irons, especialista estadounidense en higiene intestinal “estos depósitos de materias fecales pueden alcanzar varios centímetros de espesor y llegar a tener la consistencia de un neumático”. Con el tiempo, estos depósitos impiden la absorción de vitaminas, sales minerales y otros nutrientes, al interior del organismo. De tal manera que las alteraciones intestinales crónicas, pueden ser causantes de insuficiencias crónicas de micronutrientes, independientemente de la cantidad y la calidad de los alimentos con que uno se alimente. Sería un desperdicio tener cuidado en la calidad nutritiva de los alimentos y tomar complementos nutritivos, si su absorción y eficacia se limita por una mala la higiene intestinal.

EL EXCESO DE MUCOSIDAD, ENMASCARA SÍNTOMAS DE TIPO ALÉRGICO

Durante los últimos años, se ha demostrado la responsabilidad de un gran número de proteínas alimentarias en numerosos problemas físicos y psicológicos (alergias cerebrales). El consumo excesivo y monótono de algún alimento, es la primera causa de una alergia alimentaria. Cualquier alimento consumido de forma repetitiva puede provocar una alergia, sobre todo si se siente, que no se puede pasar ni un día sin él. Esto ocurre especialmente con los alimentos con un contenido desequilibrado de nutrientes, exceso de algunos, junto al déficit de otros, como ocurre con las harinas y azúcares refinados, los aceites y las grasas industrializadas, el chocolate, el café, y alimentos con colorantes y otros aditivos químicos.
Como consecuencia, el intestino segrega moco para protegerse de dichas sustancias. Normalmente, la capa de moco intestinal reduce la absorción de alérgenos, protegiendo así al organismo; pero en este caso, las reacciones alérgicas que podrían aparecer durante la absorción del alérgeno son reemplazadas por alergias enmascaradas, lo que dificulta identificar su causa y origen.
Otra consecuencia de este proceso es la irritación crónica de la pared intestinal por estancamiento de la materia de desecho, lo cual causa inflamación y espasmos intestinales. Este cuadro dificulta aún más el tránsito intestinal y agrava las carencias nutricionales por malabsorción.  
Pero la consecuencia más grave este proceso, es un envenenamiento toxico crónico, ligado al desarrollo de gérmenes patógenos. Se trata de una verdadera forma de autointoxicación.

FERMENTACIÓN Y PUTREFACCIÓN

Los microorganismos que entran en la composición de las materias fecales son de tipos muy variados, algunos aerobios y otros anaerobios. Se estima que la flora microbiana representa alrededor de un tercio de la masa fecal. La actividad microbiana es máxima en el ciego y disminuye progresivamente después.
Los microorganismos que se encuentran en el ciego son capaces de sintetizar numerosas vitaminas (vitaminas K y varias del complejo B: ácido pantoténico, biotina, ácido fólico, vitamina B 12, etcétera), lo cual permite que el organismo resista más tiempo con una alimentación de tipo carencial, deficiente en vitaminas y otras biomoléculas necesarias para conservar la salud.
En el ciego del ser humano se producen fenómenos similares a los que se desarrollan en el tubo digestivo de los animales herbívoros, aunque a una escala e intensidad inferior. La actividad microbiana ataca la celulosa de los alimentos. Esto no solo permite utilizar las materias nutritivas liberadas, sino también los productos finales de la degradación de la celulosa.
Los microorganismos segregan enzimas que degradan el almidón, la celulosa y las materias proteicas:  
  • Los glúcidos (carbohidratos complejos) experimentan un proceso de fermentación ácida que se acompaña de una eliminación de CO2. Se transforman así en ácidos orgánicos diversos (ácido láctico, ácido butírico, ácido propiónico, ácido acético, ácido succínico, de los cuales una parte de reabsorbe y es utilizado por el organismo.
  • Las proteínas sufren un proceso de putrefacción. En función de su estructura compleja dan como consecuencia productos mucho más variados: amoniaco, aminas fenoles, indol, escatol, hidrogeno sulfurado. La putrefacción (al contrario de los procesos de fermentación) origina productos básicos. Los productos de putrefacción son, al contrario que los de fermentación, casi todos más o menos tóxicos (ptomaínas).
Fisiológicamente, existe un verdadero antagonismo entre la fermentación y la putrefacción. Mientras que las bacterias de fermentación se desarrollan bien en un medio acido, las de putrefacción no soportan esas condiciones. La fermentación es un proceso de protección y mientras las fermentaciones de tipo acido permanezcan activas en el intestino, no se producirán putrefacciones o estas serán mínimas.  
En general la fermentación  ácida comienza en la segunda pare del intestino delgado, se acumula en la parte terminal y adquiere su máxima intensidad en el ciego. Los ácidos orgánicos que se forman durante este proceso son parcialmente neutralizados por las secreciones alcalinas de la mucosa. 
Una parte de ellos es absorbida y utilizada por el organismo. En estado normal, el contenido del ciego permanece acido, con lo que se evita el desarrollo de gérmenes de putrefacción en dicha zona.  
Cuando la materia fecal en formación abandona el ciego y el colon ascendente, se aproxima a la neutralidad y apenas contiene glúcidos aprovechables por la flora intestinal humana. Como consecuencia, los microorganismos de la fermentación mueren progresivamente y comienzan a desarrollarse los de la putrefacción. De este modo, la casi totalidad de los glúcidos de los alimentos ha sido digerida y absorbida antes de que el contenido intestinal llegue al ciego, los procesos de putrefacción se convierten rápidamente en preponderantes.
Tanto la deficiente alimentación actual, en la que predomina la carne y los azucares, como la masticación incompleta, ligada a comidas ingeridas con prisa, proveen al intestino de materia intestinal rica en proteínas animales mal digeridas.
En caso de estreñimiento crónico, y debido a que el tránsito intestinal es entonces más lento, las heces tendrán una consistencia demasiado seca y desaparecerán los lactobacilos. Los lactobacilos forman parte de una flora intestinal acida y constituyen una barrera natural contra las bacterias de putrefacción, cuyo desarrollo esta favorecido por un medio más alcalino.  Con su desaparición, desaparece también la barrera de protección  ácida. Aprovechando la disminución de la flora acidófila los gérmenes de putrefacción ascienden hacia el intestino delgado, donde se desarrollaran, dando lugar a síntomas como meteorismo e hinchazón abdominal y siendo, sobre todo, los causantes de la producción de sustancias extremadamente tóxicas: ptomaínas. 
Los procesos de putrefacción no solo se producen por los residuos de las proteínas alimentarias, sino también, y sobre todo, a expensas de las proteínas de las secreciones, y las descamaciones de la mucosa intestinal y de las bacterias. Se liberan así aminoácidos, para iniciarse posteriormente dos procesos bien conocidos en el desarrollo de los productos de la putrefacción: descarboxilación y desaminación. La descarboxilación de los aminoácidos da lugar a la formación de aminas: ornitina, lisina, tirosina e histidina, las cuales originan la putrescina, la cadaverina, la tiramina y la histamina, respectivamente. De igual manera, se producen el mercaptano, el hidrogeno sulfurado, el amoniaco, el escatol y el indol.
Los productos de putrefacción son todos más o menos tóxicos. La fracción absorbida por la mucosa intestinal llega directamente al hígado a través de la vena porta. El hígado, mediante su potente acción química, es capaz de transformar las sustancias toxicas de origen intestinal. Así oxida el indol en indoxil (indoxilsulfato e indoxilglucuronato) y el benceno en fenol (fenolsulfato y fenolglucoronato). Estas sustancias pierden su toxicidad y son eliminadas por la orina. La medición en la orina es un índice fiel de estimación de la intensidad de los procesos de putrefacción a nivel intestinal.  
Estas disfunciones se pueden evitar fácilmente. Basta con que la ración alimentaria diaria contenga alimentos ricos en hidratos de car bono cubiertos por una capa celulósica (por ejemplo, cereales). La fruta y las hortalizas, en particular las zanahorias, las manzanas y las algarrobas, permiten luchar eficazmente contra el proceso de putrefacción. 

ALIMENTACIÓN E INTESTINO

Ante todo, hay que beber lo suficiente. No seguir esa recomendación es a menudo una de las principales causa del estreñimiento crónico. Si no se bebe bastante, las heces tendrán una consistencia demasiado seca y se acabara padeciendo estreñimiento. 

Alimentos enemigos del intestino 

El azúcar blanco
Favorece la proliferación bacteriana a nivel intestinal. En particular, la flora colibacilar. Facilita la producción de ácido oxálico, causante, al igual que el ácido úrico, de reumatismo.  
El Alcohol
Sería responsable de ciertos canceres de colon y de recto, según estudios recientes llevados a cabo en Noruega.  
La carne
Está desprovista de fibras celulósicas. Si se mastica poco, se digiere mal y es causante de procesos de putrefacción intestinal. Se ha observado un aumento en la frecuencia de canceres de colon en los principales países consumidores de carne.  
Las grasas saturadas
Se trata de grasas de origen animal, aceites comerciales, margarinas, etcétera.
Las grasas saturadas estimulan anormalmente la producción de ácidos biliares. Por otra parte, su consumo en exceso modifica la flora intestinal y aumenta su concentración en bacterias, que tienden a favorecer la conservación de sale biliares en sustancias cancerígenas. Las grasas vegetales sólidas, extrañas a la naturaleza, aumentan las necesidades de vitamina F, originando una alteración de los procesos inmunitarios.  
El gluten
“El gluten está equilibrado por la vitamina E, contenida en el grano de trigo crudo y en los de cebada, centeno, avena, trigo sarraceno: cuando el grano de cereal se muele y se cuece, se produce la destrucción de dicha vitamina. El gluten forma entonces una sustancia pastosa que se adhiere a la pared intestinal. Ello enlentece el paso de los alimentos, favorece la putrefacción intestinal e impide la absorción de las vitaminas del grupo B” (Doctor Soleil).   
Las harinas refinadas
Favorecen el endurecimiento de las heces, sobre todo si la alimentación es pobre en fruta y hortalizas.
La nata y la mantequilla
Hacen más porosa la pared intestinal y más permeable las bacterias que se encuentran en el intestino.  
Alimentos que favorecen la producción de gases intestinales 
Alimentos bien tolerados
  • Carne, aves, pescado
  • Lechuga, pepino, brócoli, aguacate coliflor, tomate, espárragos, aceitunas calabacín
  • Melón, uvas fresas, frambuesas, bayas
  • Arroz, cereales tostados o inflados
  • Nueces, avellanas
  • Huevos, chocolate, sorbetes de frutas
  • Agua
Alimentos medianamente flatulentos
  • Pastelería
  • Pastas
  • Berenjenas
  • Limón
  • Manzanas
  • Pan
Alimentos muy flatulentos
  • Cebollas
  • Judías secas
  • Apio
  • Zanahoria
  • Uvas pasas
  • Plátanos
  • Albaricoques
  • Jugo de ciruelas
  • Germen de trigo
  • Coles de Bruselas
  • Alcachofas
Observaciones: La producción de gas metano (CH4) en el colon continua siendo un misterio. Se produce exclusivamente en el colon durante el metabolismo bacteriano anaerobio y se difunde a la Sandra. Solo la mitad de la población produce metano. Este gas se origina durante la noche y la alimentación no es un factor que influya en su producción.  
Alimentos favorables para el intestino 
Grasas no saturadas
Solamente las contenidas en aceites vegetales vírgenes prensados en frio.
Ricas en vitamina F, fortalecen la impermeabilidad de la pared intestinal.
Fibras vegetales ricas en celulosa
La celulosa tiene una función de lastre para el bolo alimentario que atraviesa el intestino. Es una materia sólida que no es asimilada por el organismo, pero que estimula el intestino permitiendo su movilidad y buen funcionamiento.
“Desde hace algunos años, los estudios epidemiológicos han fijado su atención en los riesgos que acarrea una alimentación desprovista de fibras. El enlentecimiento importante del tránsito intestinal que ello desencadena favorecería la aparición de divertículos en el colon. Existe, por otro lado una correlación muy significativa entre la creciente frecuencia de canceres de colon en los países industrializados y la alimentación pobre en fibras. Por esto la prevención de este tipo de afecciones parece pasar por un aumento del consumo de fibras” (doctor A. Moseé).

LAS HECES NORMALES

Si el intestino se encuentra sano, se debería ir dos veces al día al cuarto de baño y tener unas heces con una buena consistencia. “Las heces normales en el ser humano deben tener la forma de una salchicha de 4 centímetros de espesor y de 15 a 20 centímetros de longitud” (doctora Kousmine).
Su color varía en funciono del tipo de alimentación. Son marrones cuando predomina una alimentación de tipo carnívoro y más claras en caso de régimen lactovegetariano. Se debe defecar con facilidad, sin esfuerzo y sin tiempo de espera, generalmente una vez por la mañana después del desayuno y otra vez después de la comida o de la cena.  
“Unas heces normales están formadas, principalmente, por la descamación del epitelio intestinal, una masa más o menos importante de bacterias, sustancias de las que el organismo se desprende a través de la bilis, por el jugo pancreático y por la excreción a través de la mucosa intestinal. Contienen también, entre otras cosas: fibras vegetales formadas por celulosa y lignina, muy resistentes a la acción bacteriana. Son homogéneas, excepto en las zonas donde hay fibras vegetales duras y no comestibles, como la piel de la uva y de las almendras, y los restos vegetales mal masticados” (doctora Kousmine).  
Si la alimentación es correcta, las heces apenas tienen algún olor.

LOS LAXANTES IRRITAN EL INTESTINO

El empleo de laxantes no resuelve ningún problema de estreñimiento, sino que más bien lo agrava, creando rápidamente un estado de dependencia. Aunque la toma de mucílagos constituye un mal menor, los purgantes en infusión a base de hojas de sen o de frángula, el cloruro de magnesio, y otros supositorios con extracto de bilis, provocan dos grandes inconvenientes:
  • Una atracción de agua hacia el tubo intestinal, lo cual origina una evacuación de heces liquidas, a menudo irritantes. Ello se acompaña de una perdida de oligoelementos y de sales minerales. Debido a estas inflamaciones repetidas se crea un estado de dependencia conocido bajo el nombre de enfermedad de los laxantes, en la que la mucosa intestinal adquiere una coloración negruzca (melanosis cólica).
  • Dicha atracción de agua intraintestinal es provocada por un estado de inflamación y de irritación de la mucosa intestinal, debido al empleo de laxantes, cuya utilización repetida favorece la aparición de otra enfermedad intestinal denominada colitis espasmódica. Se trata de una alternancia entre estreñimiento y diarrea, acompañada de dolores de tipo espasmódico y de hinchazón abdominal.
En este contexto, únicamente el ayuno, una alimentación saludable, nutrición óptima, el consumo apropiado y suficiente de fibra dietaria, y en algunos casos, la aplicación apropiada de enemas intestinales suaves, así como actividad física, pueden poner fin a este padecimiento. Además, los enemas actúan inmediatamente favoreciendo el mecanismo de eliminación fisiológica.

TÉCNICA DEL ENEMA RECTAL DE ACUERDO AL MÉTODO KOUSMINE

A continuación se transcribe textualmente el procedimiento recomendado por la doctora Catherine Kousmine para la aplicación de enema, del libro “El método global de la doctora Kousmine para mantener la salud y tratar enfermedades crónicas”. 
Si la forma de alimentarse es la causa principal del mal funcionamiento intestinal, no basta con mejorar le alimentación para lograr una correcta recuperación. Porque una persona que se haya alimentado mal durante años, ha alterado el funcionamiento de su intestino, a tal grado que llega a ser insuficiente la modificación de los hábitos alimenticios para resolver el problema.
Ninguna afección crónica desaparece hasta que el colon se haya limpiado totalmente, para lo cual puede ser un método eficaz la aplicación de enemas rectales regulares durante el tiempo que el médico estime necesario, en función de los criterios clínicos postulados por la doctora Kousmine.
Se aplicaran, al principio, de una a tres veces por semana, durante un periodo de 2 a 6 meses, según el tipo de patología y las recomendaciones médicas.

Material necesario para aplicar un enema:

  • Un irrigador para enemas de 2 litros, provisto de un tubo de plástico con un grifo en la parte distal, y dos cánulas de plástico duro blanco (la más larga de las dos cánulas es para realizar enemas rectales y la otra, más corta, es una cánula vaginal).
  • Eventualmente, un catéter rectal de plástico transparente. Este catéter rígido posee un embudo de color que se adapta a la parte distal del tubo, a continuación del grifo. No está incluido en el conjunto anterior; hay que adquirirlo como accesorio en la farmacia.

Material necesario para la instilación del aceite:

  • Una jeringa de 50 a 60 mililitros, de las utilizadas para sondajes.
  • Una sonda rectal de caucho de 30 centímetros, que se adapta a la extremidad de la jeringa de sondaje.

Preliminares importantes

  • Antes de comenzar, es importante tener en cuenta que:
  • El enema se aplica por la noche, antes de acostarse. No se debe cenar o bien hacerlo de manera ligera.
  • El enema se aplicara de una sola vez con totalidad de los 2 litros y no en dos veces con un litro cada vez. Es la única forma de que el agua llegue hasta el lado derecho del colon (ciego).
  • La instilación de aceite debe estar precedida siempre por un enema. Es inútil realizar una instilación de aceite sin haber limpiado el colon.

Modo de aplicación del enema

Se prepara juna tisana (infusión) de manzanilla colocando 5 saquitos (u 8 flores) en 2 litros de agua hirviendo. Se deja enfriar a una temperatura de entre 35 y 37 grados centígrados.  
En algunos países se puede comprar el extracto concentrado de manzanilla (camomila) lista para su utilización. Basta con agregar 2 cucharadas soperas del extracto en agua tibia y la lavativa queda lista para usarse inmediatamente.
Luego se coloca uno hacia abajo a gatas sobre una bañera, desnudo y con la cabeza hacia abajo (puede conservarse una camiseta). Si no es posible adoptar esta postura, uno puede tenderse boca abajo en la cama, con la mitad del cuerpo colgado.  
El irrigador debe estar colocado aproximadamente a 50 centímetros por encima del ano, procurando no producir un efecto de sifón por tener el tubo demasiado largo.
Para aplicar el enema, se puede utilizar la cánula de plástico blanco y duro que se adjunta con el irrigador, o bien el catéter rectal de plástico flexible transparente (que hay que adquirir aparte como accesorio), el cual es más largo y puede introducirse más profundamente. De este modo se evitan los dolores y los espasmos provocados por la llegada demasiado rápida del agua, que dilata la ampolla rectal.  
Después de la irrigación de la cánula (o del catéter), se abre el grifo y se deja pasar la totalidad (2 litros) del agua con la manzanilla. No se debe evacuar hasta que se haya introducido toda el agua.  
Mientras se introduce el agua, y con el fin de evitar espasmos dolorosos durante la aplicación de la lavativa, es importante aspirar profundamente, con una respiración abdominal superficial, haciendo jadeos semejantes a los que efectúan las mujeres durante el parto y realizando, al mismo tiempo, masajes en el vientre.  
Con la mano que queda libre, se hacen masajes en el colon, en la parte más baja del abdomen, en una superficie de 6 a 7 centímetros. Se colocan los dedos como si se estuviese tocando el piano o como si se amasase pan. Cuando se encuentre una zona rígida, se hace una fuerte presión, ya que se trata de restos de materias fecales que deben eliminarse.  
Se continúa dando masaje subiendo progresivamente por la parte izquierda del abdomen, hasta que se palpen las costillas. Luego se rodea el ombligo y se sube por la parte derecha hasta las costillas. Se vuelve a comenzar y se continúa hasta que se hayan introducido los 2 litros.
Si durante la aplicación del enema se sienten retortijones, espasmos o ganas intempestivas de evacuar, asegúrese primero de que el agua se esté a la temperatura correcta. El agua demasiado caliente o demasiado fría, provoca espasmos dolorosos. Si no es el caso, espirar profundamente y los espasmos cesaran de inmediato. Si estos no desaparecen, se puede interrumpir la llegada del agua durante unos instantes para continuar cuando cesen los dolores y los espasmos. 
Cuando finalice la aplicación del enema, se puede evacuar inmediatamente, lo cual se producirá  en varias fases durante un tiempo aproximado de veinte minutos.

Instilación del aceite

Antes de comenzar a aplicar el enema, se debe dejar preparada la jeringa con aceite de la siguiente forma: 
  • Aspirar con la jeringa de 50 a 60 milímetros de aceite de girasol virgen (prensado en frio y sin refinar). Después de eliminar completamente el aire, se ajusta el embudo de la sonda rectal de caucho de 30 centímetros a la parte distal de la jeringa. A continuación, se deja en el lavabo en agua tibia, con el fin de calentar el aceite hasta una temperatura conveniente (de 30 a 35 grados centígrados). De esta forma, el aceite se calentara lentamente mientras se aplica el enema.
  • Cuando el agua del enema se haya vaciado por completo, se introduce la sonda rectal tan profunda como sea posible y se coloca al paciente en la cama, apoyado sobre el lado derecho. Se vacía la jeringa. Posteriormente, el aceite no se deberá levantar d la cama. El aceite comenzara a fluir y se extenderá por la pared intestinal a lo largo del colon transverso. Como si fuera un supositorio líquido, se absorberá en gran parte durante toda la noche. Sin embargo, una cantidad de este aceite se eliminara al día siguiente con las primeras heces.
Al cabo de un cierto número de instilaciones, el aceite ya no es absorbido por el organismo durante la noche, con lo que se elimina en su mayoría al día siguiente. En este caso, se espaciaran las instilaciones, aunque se continúen los enemas al ritmo necesario (por ejemplo, se puede hacer una instilación cada 2, luego cada 3 y después cada 4 enemas). 

Observaciones

Los enemas se pueden aplicar a diario durante 8 a 10 días al comienzo de ciertas patologías que necesitan una acción terapéutica inmediata y rápida. Es el caso, por ejemplo, de los canceres agudos de acceso evolutivo, las crisis de esclerosis en placas o la poliartritis crónica evolutiva.
Si el acceso agudo de la enfermedad está controlado o si la patología tratada no requiere una intervención rápida, se aplicara el enema dos veces por semana, incluso cuando el enfermo no tenga molestias digestivas patentes.
La duración será  determinada por el médico, en función de ciertos criterios clínicos: estado de la lengua, olor de las heces, regularización del tránsito intestinal, estado general, etcétera.
Generalmente, suele ser necesario aplicar enemas de forma regular durante un periodo de 2 a 4 meses, con el fin de obtener una acción terapéutica. Después se podrán interrumpir de acuerdo con el médico que las ha prescrito, pero se podrán aplicar nuevamente y de forma espontanea por parte del enfermo, si se constatan de nuevo ciertas molestias como:
  • Reanudación de las alteraciones intestinales (hinchazón abdominal, gases, estreñimiento…).
  • Interrupción de la alimentación sana seguida hasta entonces.
A veces, cuando uno está invitado a comer, por respeto a las conveniencias sociales, es difícil rechazar los alimentos propuestos. Por ello, después de acudir a comidas de cumpleaños, bodas, fiestas de familia, etcétera, se recomienda imperiosamente aplicarse un enema al día siguiente, acompañado con una monodieta de arroz o de patatas cocidas.
Al cabo de cierto tiempo, ya no será necesario aplicar enemas. Pero se conseja volverlos a usar tan pronto como se manifiesten de nuevo los síntomas mencionados. De hecho, estos demuestran la presencia en el intestino de una flora microbiana de putrefacción patógena, que puede ser el preludio de una agudización de la enfermedad si el intestino no se descarga rápidamente.
En el tratamiento de una poliartritis crónica evolutiva, los enemas son de importancia capital, ya que es indispensable efectuar una buena limpieza del intestino antes de comenzar la cura con vacunas. Si no se hace, el enfermo se expone al riesgo de padecer una crisis, asociada a una hiperestimulación del sistema inmunitario. 

Enema en niños

También es posible aplicar enemas a un niño, utilizando el material apropiado:
  • Hasta los 2 años, una pera de 90 milímetros para bebes.
  • De 2 a 4 años, una pera de 250 milímetros, llena hasta la mita.
  • Después de los 4 años, una pera de 250 milímetros, completamente llena.
Al igual que para un adulto, se aplica el enema con agua y manzanilla. Se pone el niño boca arriba con las piernas elevadas. Se introduce la cánula de la pera de goma para enemas en el ano, y se vacía el agua suavemente, haciendo pequeños masajes en el vientre del niño. Luego, se le pone de inmediato en el orinal para que evacue.  
La instilación de aceite se hace, igual que en el adulto, con la jeringa y la sonda rectal (que se puede adquirir de un diámetro más pequeño). Luego se debe tener cuidado al poner un panal al niño. 

CONTRAINDICACIONES DE LOS ENEMAS

Existen circunstancias particulares en las cuales se debe limitar la práctica de las lavativas rectales. Por ello, en los casos indicados a continuación, será  necesario pedir consejo al médico, con el fin de evitar posibles errores:

Contraindicaciones absolutas

  • La oclusión intestinal es una urgencia quirúrgica que obliga a una hospitalización inmediata. La sintomatología se caracteriza por dolores abdominales severos, acompañados de estreñimiento pertinaz y de la desaparición de los gases intestinales.
  • El síndrome apendicular también es una urgencia quirúrgica. Un dolos circunscrito en la fosa iliaca derecha, acompañado de estreñimiento, fiebre y vómitos, debe ser atendido inmediatamente por un médico. Hay que abstenerse de toda automedicación.

Contraindicaciones relativas

La colitis ulcerosa es una contraindicación relativa. Se debe evitar la aplicación de enemas rectales durante los periodos de crisis, sin embargo, fuera de estos periodos de inflamación aguda, los enemas vuelven a estar indicados. Durante los momentos de crisis, los pequeños enemas a base de cortisona ejercen una potente acción antiinflamatoria, permitiendo a menudo detener rápidamente la crisis. Pero,, fuera de este periodo, se aconseja aplicar los enemas según la técnica explicada anteriormente, aunque mezclando, con aceite de girasol virgen tibio, utilizado para la instilación, una cucharadita (cafetera) de la siguiente fórmula:
Aceite esencial de tomillo: 5 gramos.
Aceite esencial de geranio: 5 gramos.
Aceite esencial de niauli: 5 gramos.
Aceite esencial de margarita q.s.p.: 125 mililitros. 
Esta mezcla de aceites esenciales tiene propiedades antiinflamatorias, antisépticas, cicatrizantes y relajantes. Se ha revelado muy eficaz por su potente acción terapéutica.
La crisis hemorroidal aguda, es también una contraindicación relativa. El obstáculo mecanico producido por las hemorroides puede impedir la aplicación del enema. Conviene saber que las hemorroides son debidas, generalmente, a un estreñimiento y a una sobrecarga hepática. Por lo tanto, una vez regulada la crisis con un tratamiento médico apropiado, habrá que tratar las dos causas responsables de la patología. 

LA IRRIGACIÓN COLÓNICA

La irrigación colónica, o hidroterapia de colon, consiste en un enema del colon de gran capacidad. Permite una limpieza completa, más profunda que un simple enema. Durante la sesión, de aproximadamente una hora, se utilizan de 100 a 150 litros de agua en varias aplicaciones.  
Este técnica es posible gracias a un aparato sofisticado, conectado al grifo y que, equipado con un sistema de filtros, descompresores, manómetros, y mitigadores, permite obtener agua suave, pura, con un caudal y una presión estable a lo largo de todo el tratamiento.  
El agua se introduce a través de una capsula que tiene una doble función: un tubo pequeño que permite la llegad del agua y uno más grande que facilita la evacuación de las materias fecales. Accionando una válvula que controla la apertura o cierre de la llegad del agua, se provoca, mediante golpes sucesivos, la evacuación de la totalidad de las materias contenidas en el colon, sin esfuerzo y sin dolor.  
El descubrimiento de esta sofisticada técnica no es reciente. Ya Ambroise Paré (siglo XVI) se refirió por primera vez a ella. En el siglo XIX, el médico alemán Brosch ideo un aparato que se consideraba el antecesor de los actuales. Posteriormente, la técnica ha sido desarrollada, sobre todo, por médicos estadounidenses: James W. Wiltside, Joseph E. G. Waddington y V. E. Irons. Estos se han esforzado por poner a punto el aparato y permitir su comercialización en las mejores condiciones de seguridad y confort.
El doctor V.E. Irons es conocido, sobre todo, por haber practicado más de 20,000 irrigaciones sin haber tenido jamás ningún problema. Este investigador ha insistido en el hecho de que este método permite la fragmentación de las materias fecales endurecidas que se han depositado a lo largo de los años en el colon. La alimentación actual ensucia el intestino, no solo porque es refinada (lo cual enlentece el transito del bolo intestinal y prolonga y prolonga el tiempo de permanencia en el interior del tracto digestivo), sino también porque induce la producción de mucosidades. El intestino segrega moco cada vez que alguna sustancia lo irrita. Dicha mucosidad constituye, como ya hemos visto, su medio de protección, sin embargo, con el transcurso de los años y debido a sucesivos errores alimentarios, presenta tendencia a solidificarse, transformándose en una costra que se adhiere a la mucosa y dificulta el paso de la materia (al disminuir el diámetro intestinal). Esto ocurre con tanta frecuencia que el doctor Irons ha precisado: “Un colon normal y sano, es, hoy en día, una especie en vías de extinción. Simplemente, ¡ya no existe!... Actualmente ¡el único lugar donde aún se puede ver un colon normal, es un libro de anatomía!... Considero que un colon enfermo e intoxicado es una causa desconocida de envejecimiento prematuro. El envejecimiento, comienza aquí, y cuanto, más avanzada este la intoxicación, más rápidamente envejece la persona. Un colon enfermo acorta la juventud, agota las reservas de energía y conduce pronto a la muerte. Según mi opinión, la intoxicación del colon es la única enfermedad importante en Estados Unidos. Es la causa subyacente, del mayor número de problemas de salud que cualquier otra causa”.

Sesión d irrigación colónica e hidroterapia del colon

El paciente, desnudo se instala cómodamente en la mesa de exploración. Se cubre con un paño o una manta. En una primera fase, se coloca al paciente sobre un lado con las piernas flexionadas. El terapeuta deberá verifica la ausencia en el ano de placas, fisuras o hemorroides en crisis aguda, lo que dificultaría y haría imposible el examen. El tacto rectal permitirá  determinar la orientación que habrá que dar a la cánula. A continuación, se la introduce lentamente y sin forzar. Luego se instalan los tubos de llegada del agua y de salida de las materias fecales (es el mismo tubo), Después, se coloca al enfermo boca arriba, quien ya no se deberá  mover hasta finalizar el examen.  
La técnica consiste en llenar y vaciar el intestino del enfermo. El examen dura aproximadamente 45 minutos, durante los cuales, la apertura y cierre alternativos de la salida del agua, permite el lavado intestinal y la evacuación de las materias residuales, todo ello sin notar ninguna sensación desagradable ni sentir dolor. A lo largo del tratamiento, es posible variar la temperatura entre 20 y 40 grados centígrados, así como la presión del agua. Esto tiene como finalidad estimular el intestino. Habitualmente se suelen practicar a la vez, masajes de colon, que ayudan a detener las zonas de tensión o de molestias y ayuda a la fragmentación de las materias fecales.  
La frecuencia del tratamiento depende del estado de salud del enfermo, cuestión que debe evaluar el médico. Se aconseja realizar varias sesiones y dejar entre ellas un espacio de varios días (de 3 días a una semana); raramente se notan resultados en la primera sesión, siendo lo más frecuente que comiencen a apreciarse transcurridas las 3 primeras sesiones.
La hidroterapia del colon, no solo permite una limpieza completa de la mucosa intestinal, sino que constituye también un método de diagnóstico, incluso de la presencia de parásitos intestinales insospechados. Según el aspecto, el color y el estado de las materias fecales, se puede apreciar mejor el buen o mal funcionamiento intestinal. El paciente, al comprobar la posibilidad de verificar el estado de sus heces, comprenderá muy rápidamente las razones de las molestias por las cuales ha llegado a la consulta. La hidroterapia permite al paciente sentirse “limpio”  y percibirse como “nuevo” y “ligero”. Desaparecen la hinchazón abdominal, los gases y otras molestias de diversa índole. El paciente, no solo nota mejoría en el plano intestinal, sino también en los órganos vecinos (vejiga, útero, ovarios riñones). Se trata de una verdadera cura de limpieza y desintoxicación.
Esta técnica puede ayudar también a la preparación del intestino antes de practicar un examen de colonoscopia, lavados baritados, ecografía abdominal, urografía intravenosa, escáner o BMN abdominal. 

Contraindicaciones de la irrigación colónica

  • Esta técnica presenta algunas limitaciones que se enumeran a continuación:
  • Tras hemorragias importantes.
  • Necrosis por irradiación abdominal.
  • Patologías inflamatorias intestinales agudas.
  • Estados hemorroidales importantes.
  • Adherencias pélvicas.
  • Ulceras y sospecha de perforación digestiva.
  • Alteraciones cardiacas graves.
  • Intervenciones quirúrgicas recientes sobre el abdomen.
  • Hipertensión arterial grave.
  • Cáncer de colon.
  • Antecedentes de sincopes cardiacos.
  • Después de tener un mes de embarazo.
  • Hernias abdominales.
  • Fisuras y fistulas anales.

TRUCOS Y CONSEJOS

A continuación, se incluyen trucos y consejos que ayudaran a algunas personas a practicar de forma regular su higiene intestinal. 
Existen bolsas de viaje para hacer enemas. Son muy prácticas porque se pueden guardar en una maleta y, de este modo, llevarse fácilmente en los desplazamientos.
Existen ampollas de aceites de onagra para añadir a la crema Budwig y que se pueden utilizar en los países en los que no existe aceite de lino, o para ciertas patologías como la esclerosis en placas (múltiple). En este último caso, también se conseja practicar las instilaciones de aceite añadiendo una ampolla de aceite de onagra en la jeringa de aceite de girasol.

BIBLIOGRAFÍA

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