Cristina Díaz de Aguilar Las Palmas de Gran Canaria, 24 jun (EFE).- Una alta ingesta de ácidos grasos Omega 3 y vitaminas del grupo B, así como un elevado consumo de frutas, frutos secos, legumbres y aceite de oliva "engrasan" el cerebro para que funcione mejor y reducen los riesgos de depresión entre las personas sanas.
Así lo ha informado a Efe la investigadora Almudena Sánchez Villega, que a través de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), colabora con el proyecto Seguimiento Universidad de Navarra (SUN), cuyos resultados también revelan que es menor el riesgo de contraer una depresión en las personas que siguen un patrón de dieta Mediterránea.
Los análisis llevados a cabo dentro del estudio SUN sobre más de 7.000 participantes han encontrado una reducción del 30 por ciento el en riesgo de depresión si existe un consumo moderado de pescado y de un 40 por ciento si se sigue la dieta Mediterránea, según la información facilitada por la investigadora.
Así mismo, la ingestión elevada de vitaminas del grupo B, como las vitaminas B12 y B6 y el ácido fólico parece estar asociada con menor riesgo de depresión, tal y como muestran los resultados hallados en el proyecto SUN y publicados en la revista científica "Journal of Human Nutrition and Dietetics".
Incluso parece que, en pacientes con depresión, la administración de ácido fólico o vitamina B12 junto con el tratamiento antidepresivo es capaz de mejorar su efecto.
La investigadora ha explicado que los ácidos grasos Omega 3 no los sintetiza el organismo pero están presentes en semillas y aceites vegetales, aunque su principal fuente se encuentra en los pescados azules como la caballa, la sardina, el atún o el salmón.
Sus efectos beneficiosos frente a las enfermedades cardiovasculares son de sobra conocidos, pero recientemente también se ha comprobado que los ácidos Omega 3 influyen favorablemente en enfermedades mentales como el Alzheimer, la esquizofrenia y sobre todo en la depresión.
Los ácidos grasos Omega 3 forman parte de las membranas neuronales y aumentan su fluidez y funcionalidad, con lo que mejora la comunicación y el transporte intercelular.
Por lo tanto, si el cerebro recibe un buen aporte de este ácido procura un buen funcionamiento de las membranas neuronales y, de esta manera, funciona mejor.
Además, poseen propiedades antiinflamatorias e inhiben la producción de citoquinas, que son sustancias perjudiciales para los neurotransmisores como la serotonina o la dopamina, implicados directamente en la transmisión de la señal nerviosa y cuyo déficit se asocia con el origen del proceso depresivo.
El efecto antiinflamatorio de estos compuestos hace disminuir los niveles de citoquinas.
En el caso del aceite de oliva, además, su contenido en oleamida, evitaría la fatiga y el estrés crónico.
Según la experta de la ULPGC, los resultados obtenidos sobre estos alimentos y el patrón de dieta Mediterránea son "bastante novedosos" por lo que es necesario llevar a cabo más estudios para su confirmación, pues de momento son pocos los estudios llevados a cabo, si bien todos apuntan hacia similares resultados.
Por ello, el proyecto SUN sigue hoy en día trabajando y ampliando estas hipótesis.
El proyecto SUN es un estudio epidemiológico de cohortes, es decir, un estudio que se lleva a cabo entre personas libres de depresión al inicio del mismo, a las que se les hace un largo seguimiento sobre sus hábitos alimenticios y otras características relacionadas con el estilo de vida y diversas condiciones médicas de hasta más de diez años en algunos casos.
Además, ha abierto una línea financiada por el Instituto de Salud Carlos III (Ministerio de Ciencia e Innovación) para estudiar la calidad de vida en función del efecto de la dieta y la actividad física de las personas, según Sánchez. EFE
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AHANAOA A. C.
Miguel Leopoldo Alvarado
Fundador y Presidente