Carmen Ochoa, investigadora del departamento de Fisiología y Nutrición de la Universidad de Navarra, ha demostrado que el consumo de bebidas azucaradas aumenta las posibilidades de padecer obesidad infantil independientemente de la riqueza calórica de la dieta; así como el hecho de tener unos padres obesos, la falta de actividad física o un excesivo ocio sedentario.
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La farmacéutica, natural de San Sebastián y residente en Obanos (Navarra), profundizó en la investigación, que constituye su tesis doctoral, en los hábitos de vida y la conformación genética de 185 niños obesos y 185 delgados. Entre otras cosas, Ochoa estudió algunos genes implicados en el peso corporal. Con todo, concluyó que los menores con una variación en dos tipos de genes (PPARG2 y ADRB3) presentan un riesgo mayor de sufrir obesidad infantil, sin que tenga relación con su sexo, edad, la actividad física o el historial familiar que posean. Sin embargo, aquellos que tienen alteraciones en otro gen (el MC4R) en contra de lo que se pensaba «pueden prevenir el problema con el aumento del ejercicio físico acompañado de una alimentación adecuada». Según Ochoa, en los últimos años la tasa de obesidad infantil ronda el 16% y la de sobrepeso el 25%. De ellos, aclara, entre un 3 y un 6% deben su situación a mutaciones en el gen MC4R. |
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AHANAOA A. C.
Lic. Nut. Miguel Leopoldo Alvarado Saldana
Fundador y presidente.
