Uno de los objetivos de la lucha de las autoridades contra dicho problema son las personas que tienen entre dos y 18 años, pues son las que muestran un aumento notable de obesidad y sobrepeso. Son los que más consumen productos que perjudican la salud. Hasta en España y Francia, que tienen una variada y exquisita comida y producen los alimentos que conforman la llamada dieta mediterránea
, tan ventajosa en todo sentido. Sin embargo, millones de jóvenes frecuentan los sitios donde se expende comida rápida. De un tirón compran papas fritas, una hamburguesa, un refresco y un helado. Según un estudio reciente del sector salud de Francia, esos cuatro productos aportan a un joven 2 mil 500 calorías, más que todas las que necesitan diariamente.
Los especialistas han comprobado que los productos chatarra les encantan a los niños y jóvenes y a no pocos adultos debido a la publicidad, especialmente la televisiva. Los gobiernos no han dudado entonces en permitir los anuncios de esos productos sólo en ciertos horarios y a luchar contra la publicidad engañosa. Hay razones de sobra para ello, pues hoy uno de cada cuatro niños en España padece obesidad o sobrepeso, y en Francia y Alemania, uno de cinco. Los gobiernos gastan millones de euros cada año en corregir tendencias alimentarias erróneas
y sus consecuencias, cuando falta dinero para curar otras enfermedades. Como en México, actual campeón mundial, que le arrebató ese nada honroso título a Estados Unidos.
Las campañas por una alimentación adecuada se dirigen en Europa, en primer término, contra las golosinas, Sabritas, panecitos y los refrescos que tienen exceso de azúcar, grasa o sal. Frecuentemente se venden por medio de máquinas expendedoras en escuelas, oficinas de gobierno, centros de salud y sitios públicos. En los centros educativos y de salud y en las oficinas públicas de varios países esas máquinas solamente ofrecen té, café o chocolate caliente. Por otra parte las autoridades de salud y las educativas supervisan los menús escolares, en especial de los niños de primaria, a fin de que incluyan suficiente verdura, fruta, carne, pescado y pollo. Cero refrescos de cola. Pero sí aguas preparadas. A diferencia de México, en casi toda la Unión Europea el agua de la llave es potable, se puede tomar sin temor a enfermarse.
En otro frente se obliga a los fabricantes a limitar el contenido de grasas saturadas, sal, kilocalorías y cero contenido de ácidos grasos trans. Además, eliminan los productos light, pues contienen edulcorantes artificiales.
Éstas y otras medidas gubernamentales han sido muy criticadas por la industria que elabora productos chatarra. Alegan que no hay alimentos buenos y malos, sino dietas correctas. Pero las medidas tienen todo el respaldo de los médicos, los especialistas en salud y las organizaciones que defienden los intereses de los consumidores y el medio ambiente.
Todos ellos señalan que, además de medidas drásticas contra productos que hacen daño, se necesita una verdadera educación nutricional, especialmente entre los jóvenes. Que no basta mandar a un niño a la escuela con una manzana, una pera o una torta bien elaborada, si luego le agrega un chocolate, un pastel o un refresco de cola adquiridos en las tiendas o en la escuela.
En paralelo, hay campañas para recuperar las dietas tradicionales y que sí nutren, como la mediterránea en España y el sur de Francia. Mientras, los McDonald's abundan más que en México y anuncian sus nuevos productos, menos dañinos. Pero nadie les cree.
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Miguel Leopoldo Alvarado
Fundador y Presidente