Radiografía de la obesidad en México (El Universal)
Los nutriólogos consideran que el incremento en las tasas de obesidad se debe a que la población en general consume alimentos con alto contenido en grasas y azúcaresEn esas entidades, las mujeres han acumulado más peso que los hombres, niños y adolescentes. Los médicos consideran que ese fenómeno que sucede particularmente en México -porque en otros países como Estados Unidos la mayor prevalencia de obesidad está entre los hombres- obedece a que el estilo de vida de las mujeres es cada vez más sedentario.
Pero los psicólogos tienen otra versión que indica que las mujeres están cada vez más agobiadas con dobles o triples jornadas de trabajo y comen por ansiedad y depresión.
Con base en los datos obtenidos en la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2006, KIOSKO realizó una radiografía que dibuja el panorama de la obesidad en el país.
Hasta ahora, los análisis oficiales se habían centrado en medir el sobrepeso y la obesidad en conjunto. Sin embargo, la obesidad es la condición que aumenta los riesgos a la salud y los gastos del erario público para atención hospitalaria.
En 2009, el sector Salud gastó 42 mil millones de pesos para atender los impactos generados por el sobrepeso y la obesidad, como diabetes e hipertensión arterial. Por ello, presentamos un panorama de ese particular problema de salud.
Los expertos atribuyen en general la obesidad a un consumo mayor de grasas y azúcares y a la disminución de la actividad física. Cuando se desmenuza el problema, se puede observar que los hábitos alimenticios y estilos de vida son distintos entre regiones del país.
"Se dice que los mexicanos tenemos susceptibilidad a padecer obesidad por cuestiones genéticas y es cierto, pero los genes no se han modificado en los últimos 20 años y la obesidad se ha disparado, por lo que creemos que se debe principalmente a que ahora quemamos menos calorías de las que consumimos", dice Juan Rivera Dommarco, director del Centro de Investigación en Nutrición y Salud del Instituto Nacional de Salud Pública.
La obesidad se mide a través del Índice de Masa Corporal, el cual resulta de dividir el peso entre la talla al cuadrado. Si el índice es mayor a 30, se tiene obesidad; si es de entre 25 y 29.9, hay sobrepeso; si se ubica entre 18.5 y 25 es peso saludable y por abajo de 18.4 es desnutrición.
Los entidades más afectados son BC, BCS, Campeche, Coahuila, Colima, Chihuahua, DF, Durango, Guanajuato, Michoacán, Nayarit, Nuevo León, Quintana Roo, SLP, Sonora, Tabasco, Tamaulipas, Tlaxcala, Yucatán y Zacatecas.
A nivel regional, en el norte y sureste del país -sobre todo en la Península de Yucatán-, vive el mayor número de obesos: niños de 5 a 9 años de edad, adolescentes y adultos varones y mujeres. Mientras que en el Distrito Federal se localiza el mayor número de niñas obesas de todo el país.
Los datos de la encuesta aún no revelan qué influencia tiene en esas estadísticas el tipo de alimentación que hay en cada región, pero algunos especialistas tienen nuevas hipótesis, como la que apunta a que en el norte la nutrición es similar a la de EU con más consumo de comida rápida.
Males extremos
Especialistas de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM-Iztapalapa), del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) y del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) detectaron que 1999 es crucial para entender por qué el sobrepeso y la obesidad son ahora una epidemia; a partir de esa fecha la balanza se inclinó, la desnutrición dejó de ser un problema en aumento y los kilos de más comenzaron a acumularse en una cuarta parte de los mexicanos.
En el "Informe de Evaluación Histórica de la Situación Nutricional de la Población y los Programas de Alimentación, Nutrición y Abasto en México", los investigadores indican que en 1943 era bajo el consumo de calorías y prevalecía la desnutrición. Ese año se hizo un estudio de caso en el Valle de Mezquital, en Hidalgo. Ahí quedó en evidencia que "la dieta, en general, era pobre y poco variada, alta en carbohidratos y baja en grasas, con un consumo bajo en frutas y verduras". La mayor parte de la población consumía frijoles y tortillas. Aunque en niños había un consumo deficiente de hierro, calcio y fósforo, lo que se reflejaba en su bajo peso y talla.
Entonces, tenía desnutrición 72% de la población -niños y ancianos en su mayoría- y sólo 10% tenía un peso mayor al adecuado para su edad.
En 1999, aumentó la densidad energética de los alimentos que consumía la población y la actividad física comenzó a disminuir en todos los sectores de la población. La desnutrición, según las mediciones oficiales, bajó y sólo 18% de los niños tenían desnutrición crónica. El sobrepeso y la obesidad afectaba a 25% de los mexicanos.
Para 2006, dice el informe, la desnutrición bajó a 12.7% y el sobrepeso y la obesidad aumentaron a 71.4% en mujeres y a 66.7% en hombres.
En ese año, "la mayor parte de la población dejó de comer en sus casas -donde se acostumbraba tener un horario establecido y dieta variada- y comenzó a comprar comida procesada en la calle. Además de que la actividad física se redujo drásticamente", indica Rivera Dommarco.
"Las principales causas del sobrepeso y la obesidad en la sociedad mexicana son las dietas de mala calidad y los bajos niveles de actividad física. Por un lado, entre 1999 y 2006 se observó una disminución en el consumo de frutas, verduras, leche y carne y un incremento en el consumo de refrescos y carbohidratos refinados. Los cambios en los patrones de recreación, transporte y trabajo han ido limitando la actividad física, especialmente en los adolescentes", indica el informe del Coneval.
Mujeres, las más afectadas
Con base en las encuestas de nutrición, la Secretaría de Salud documenta que en 11 años, de 1988 a 1999, la obesidad en mujeres de 20 a 40 años aumentó de 9.5 a 24.9% y el sobrepeso pasó de 25 a 36.1%. En 2006, el sobrepeso registrado en este sector es de 36.9% y la obesidad, de 32.4%. Esto significa que la obesidad aumentó y la prevalencia del sobrepeso se estabilizó.
Rivera Dommarco considera que el estilo cada vez más sedentario de la mujer está causando estragos en su apariencia física.
"En el hombre la actividad laboral demanda gasto mayor de energía, sobre todo si hablamos de obreros o campesinos. En el caso de las mujeres no es así. Si el trabajo es de oficina, está sentada la mayor parte de la jornada laboral", dice.
A ese factor agrega el peso que se gana en la gestación. "Ahora la etapa de lactancia se ha acortado y amamantar al bebé es una actividad muy demandante de energía, por lo que si se reduce esta etapa será más difícil que la madre pueda recuperar el peso que tenía antes del embarazo".
Guadalupe Camacho, psicóloga y especialista del Instituto Nacional de Nutrición, cree que el aumento de peso en las mujeres está relacionado con su actual estado emocional.
"Ahora las mujeres -dice- tienen más presiones en casa y fuera de ella, en sus trabajos, y esto ha generado en ellas mucho estrés, pero también cuadros generalizados de ansiedad y depresión que son saciados a través de la alimentación".
"Es común que, cuando se está viviendo un periodo de ansiedad y depresión, haya mayor demanda por parte del propio organismo de aquellos alimentos que producen placer, aunque sea momentáneo, como grasas y azúcares. Entonces vemos a muchas mujeres que comen todo tipo de chocolates, pasteles o quesadillas, sin tener hambre en realidad, pero tratando de llenar un vacío emocional para calmar la ansiedad", comenta la psicóloga y especialista Instituto Nacional de Nutrición.
El padecimiento en los infantes
Después del sobrepeso y la obesidad femenina, le sigue en proporción el de los niños de entre cinco y nueve años. En 1999, la prevalencia en los escolares era de 18.6% y en 2006 aumentó a 26%.
El mayor número de niños con obesidad está en BC, Yucatán y Tamaulipas. Mientras que las niñas con ese problema están en el DF, BCS y Nayarit.
En los adolescentes, el aumento de sobrepeso y obesidad fue de 28.5% en 1999 a 32.5% en 2006. La mayoría de los adolescentes varones con obesidad vive en Colima, BCS y Yucatán, y las mujeres adolescentes en las mismas circunstancias se localizan en Tamaulipas, Jalisco y BCS.
Los hábitos alimenticios
En el mapa de la obesidad se observa que la epidemia afecta a todos los estados, aunque en menor medida a Chiapas, Oaxaca, Puebla e Hidalgo.
Los datos que arrojó la última Encuesta Nacional de Salud y Nutrición en 2006 sólo permiten conocer las condiciones nutricionales de la población con base en la medición de su peso, talla e Índice de Masa Corporal, pero no permite saber si algún hábito alimenticio provoca la epidemia.
"Los resultados de esa encuesta no nos permiten responder el por qué del fenómeno. Esperamos que después de los análisis que se hagan con los datos de la encuesta sobre los niveles de vida en los hogares mexicanos de 2009 se permita identificar los factores de riesgo asociados al sobrepeso y obesidad", dice el doctor Juan Rivera.
Lo que sí han notado los especialistas con la encuesta de 2006 es que ya no hay casi ninguna diferencia entre la obesidad de zonas con mayor nivel de vida económico y las rurales o en pobreza.
"La diferencia en la prevalencia de obesidad entre ricos y pobres es de entre 10 y 20 puntos porcentuales, lo que nos permite decir que eso se debe a que los alimentos de mayor contenido calórico se abarataron en todo el país y son de más fácil acceso", dice el director del Centro de Investigación en Nutrición y Salud.
Blanca Betancourt, antropóloga de la UNAM y especialista en nutrición, ha hecho algunas hipótesis al respecto. Al observar los hábitos alimenticios de los últimos 10 años en el país ha detectado que en el norte hay mayor consumo de productos procesados y de comida rápida, lo que se asemeja a la condición alimentaria de EU.
"Si uno viaja a los estados del norte se dará cuenta que hay mayor número de cadenas restauranteras de comida rápida que en el centro o sur de la República y las porciones son mayores y a bajo costo", explica.
Dice que en el centro hay un mayor consumo de refrescos y antojitos como sopes, quesadillas, gorditas, tacos, tortas y tamales. "Es común observar en las calles de los estados del centro la venta de estos antojitos casi en cada esquina. Hay puestos afuera de los centros de trabajo, de escuelas, de hospitales, en todos los lugares. Y si a eso le añadimos la facilidad que hay para adquirir productos chatarra, sabremos que hay una gran influencia de la alimentación con la obesidad".
En el caso del sur del país, principalmente en la Península de Yucatán, la antropóloga observa que la obesidad es producto de la combinación del nuevo hábito por preferir la comida procesada con alimentos que consumía la población de manera tradicional, pero que tiene gran contenido en grasa.
"Casi todos los platillos están basados en la carne de puerco, la que cocinan además con manteca y si a eso le agregamos el refresco que ahora consumen y las frituras, dulces o postres, tenemos una mezcla de grasas y azúcares peligrosas para la salud", reitera Betancourt.
Considera que detener la epidemia de sobrepeso y obesidad en el país va a llevar varios años "por lo menos, los mismos 10 o 12 años que tardó en crecer el problema". "Lo que se debemos hacer de inmediato los nutriólogos es adaptarnos a los nuevos estilos de vida porque será muy difícil lograr cambios si pretendemos que la gente regrese a comer a sus casas y se alimente a sus horas".
"Si no hay tiempo para comer en casa, pues que al menos las porciones de lo que comen en calle sean menores y para lograr eso se deben ingerir cuatro o cinco porciones de alimentos en el día en el que se incluyan frutas y verduras", explica.
"Si se va a tomar refresco -recomienda- que sea de preferencia light. Que se sustituya la botella de litro o dos litros por una lata al día. Y si se consume esa cantidad que por lo menos se beba la misma proporción de agua. Pero además, si no tienen tiempo para ejercitarse, por lo menos caminen y suban escaleras todo el tiempo que puedan".
Si logramos que se haga eso en todo el país, poco a poco podremos ver los resultados independientemente de la mercadotecnia que hay en torno a los productos industrializados y poco nutritivos, asegura la nutrióloga.
AHANAOA A. C.
Miguel Leopoldo Alvarado
Fundador y Presidente