En busca de una cura
Una misión de toda la vida llevó a Lydia Aguilar-Bryan al transcendental descubrimiento de cómo regula el cuerpo la producción de insulina. Actualmente, esta doctora mexicanoestadounidense sigue a la vanguardia de la investigación sobre el tratamiento y cura de la diabetes.
primavera 2008
Los hispanos y la diabetes: los hechos |
El trabajo de Aguilar-Bryan, reconocida investigadora afiliada al Pacific Northwest Diabetes Research Institute, de Seattle, podría revolucionar el tratamiento médico de la diabetes tipo 1 (usualmente diagnosticado en niños y jóvenes) y hasta prevenir la de tipo 2 (de adultos).
Médica de profesión, Aguilar-Bryan presenció cómo algunos seres queridos luchaban para sobrellevar la diabetes, una mirada íntima que impulsa su labor.
Las cifras indican la necesidad de continuar con la investigación en torno a la diabetes. De acuerdo con la American Diabetes Association, más de 20,8 millones de estadounidenses —el 7% de la población— tienen diabetes. Y los hispanos y estadounidenses adultos mayores están particularmente en peligro. A nivel mundial, el número de diabéticos supera los 180 millones, cifra que, según la Organización Mundial de la Salud, se habrá duplicado con creces para el año 2030.
Una misión personal
Aguilar-Bryan no se propuso convertirse en una prominente investigadora, pero sí fue una niña precoz. A los 4 años, anunció a su familia que sería médica. Fue entonces que decidió que su misión sería sanar a los demás.
"Siempre he tenido una visión muy clara de lo que deseo hacer y de cuándo deseo hacerlo". —Dra. Lydia Aguilar-Bryan |
Esa visión le ha sido de gran utilidad. Y pareciera que Cupido —y el destino— hubiese conspirado para situar a la joven doctora en el camino que la llevaría a lograr un espectacular descubrimiento para la ciencia médica.
Mientras crecía en la Ciudad de México, la pequeña vio morir de diabetes a su abuela paterna y a uno de sus tíos. En 1979, ya una joven médica interesada en el factor genético de las enfermedades crónicas, abandonó la capital mexicana para instalarse en Starr County, Texas, en la frontera mexicana, para estudiar una comunidad mexicanoestadounidense con una tasa de diabetes de casi el 35 por ciento. Allí, obtuvo un doctorado en el University of Texas Health Science Center, en Houston, y conoció a Joseph Bryan, un biólogo molecular 10 años mayor que ella, que trabajaba en la Baylor College of Medicine.
Conocer a Bryan cambiaría el camino que Aguilar-Bryan se había trazado. La pareja se casó en 1985 y Aguilar-Bryan reajustó su rumbo. Dejó de ejercer la medicina en México y aceptó una beca posdoctoral en Baylor, uniéndose a Bryan en el laboratorio y reencauzando su energía en la investigación sobre la diabetes.
El descubrimiento
El momento en el que terminó sus estudios de Medicina en la Universidad Nacional Autónoma de México se encuentra entre los de mayor orgullo en la vida de Aguilar-Bryan: "Era una meta que me había fijado", subraya. Otro momento destacado fue el nacimiento de su hija Joanna, que hoy tiene 19 años y estudia en Walla Walla University, en el estado de Washington.
Pero fue en 1995, mientras trabajaba en Baylor, que Lydia y Joe lograron una proeza que hasta el momento había dejado perplejos a investigadores de todo el mundo. Luego de 10 años de concienzudo ensayo y error, aislaron la proteína en el páncreas que controla el proceso de secreción de insulina; y, posteriormente, identificaron la ubicación del gen que produce la insulina, en el cromosoma 11.
El descubrimiento marcó un punto decisivo en el entendimiento y tratamiento de la diabetes. "Es muy, muy importante, porque se torna casi imposible saber qué está sucediendo hasta que uno no logra hacer algo así con una proteína", dice Aguilar-Bryan.
Esposa, colega, mentora
Para la pareja, compartir sus vidas tanto dentro como fuera del laboratorio es absolutamente natural. "Nuestra vida personal está completamente ligada con la profesional —señala Bryan, de 67 años—. Yo soy más de hacer el trabajo de laboratorio propiamente dicho, el que verifica que se recopilen los datos, que se cumplan los objetivos, que se pulan los escritos. Lydia es quien trata con la gente, la organizadora, la política".
"Yo soy más de hacer el trabajo de laboratorio. Lydia es quien trata con la gente, la organizadora, la política". —Dr. Joseph Bryan |
Hasta asumieron el cuidado de su hija en conjunto. Cuando nació Joanna, simplemente la llevaron al laboratorio. "Yo la estaba amamantando, así que solía bajar [a la oficina de Joe] y alimentarla y, luego, volvía a subir [al laboratorio]", señala Aguilar-Bryan.
Mientras estuvo en Baylor, además de continuar con el trabajo de investigación y de criar a su hija, Aguilar-Bryan asumió responsabilidades como docente, tutelando a muchos de sus alumnos, ya fuera que se tratara de estudiantes de medicina o médicos ya egresados.
"A ella le interesaba ver que a todos los estudiantes les fuera bien: pero, especialmente, quería asegurarse de que triunfaran aquellos pertenecientes a las minorías —apunta Lynnette Burks, de 33 años, que egresó de Baylor en 2007 y posee un doctorado en genética molecular y humana—. Hablar con ella es como hablar con una hermana mayor o una tía preferida por quien uno siente un gran respeto. [Ella] reforzó en mí la idea de que debe existir un equilibrio entre la profesión, la vida personal, la salud, la familia y otros intereses. Este resultó ser un consejo de gran valor".
Celina Montemayor, que actualmente cursa su doctorado en biología molecular y celular en Baylor, se hace eco de ese sentimiento. "La Dra. Aguilar es una científica brillante, una excelente amiga" —señala la nativa de Monterrey, México, de 31 años de edad. Montemayor atribuye a Aguilar-Bryan el haberse inclinado hacia la investigación académica. Además, juntas extendieron sus manos a otras mujeres que se desempeñan en dicha área, estableciendo, hace algunos pocos años, un grupo de apoyo para investigadoras biológicas latinas en Houston. "Fue una verdadera inspiración para todas nosotras", dice Montemayor.
¿Qué trae el futuro?
En el Pacific Northwest Diabetes Research Institute, un centro de investigación biomédica y clínica sin fines de lucro, con sede en Seattle, Lydia y Joe prosiguen con su trabajo pionero. Su actual proyecto incluye el estudio de cómo las alteraciones registradas en el entorno intrauterino como consecuencia de cambios en la alimentación de la madre influyen en el riesgo de que, con el tiempo, el bebé desarrolle diabetes.
"Es mucho más fácil cuidar de una mujer durante el embarazo que tratar de poner a 10 millones de diabéticos a dieta". —Dra. Lydia Aguilar-Bryan |
Así que, por ahora, ni Lydia ni Joe planean jubilarse. "Mientras consigamos financiamiento, vamos a seguir trabajando", asegura ella.
Su labor los ha llevado por el mundo, y viajan a México por lo menos dos veces por año. Allí, Aguilar-Bryan vuelve a conectarse con su familia y carga sus maletas con literatura latinoamericana; le gustan especialmente las obras de escritoras como Isabel Allende y Ángeles Mastretta.
Aun cuando la financiación —que demanda una lucha perpetua por conseguirla— se agotara, Aguilar-Bryan no prevé aflojar el paso a corto plazo. "Hay muchísimas otras cosas que puedo hacer trabajando con otras personas —expresa—. Me interesan tantas otras cosas que, para mí, encontrar otra cosa que hacer no representaría ningún problema".
¿Podría estar en riesgo?
Esta herramienta interactiva gratuita de la American Diabetes Association puede ayudarlo a determinar si está o no en riesgo de desarrollar diabetes.
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AHANAOA A. C.
Lic. Nut. Miguel Leopoldo Alvarado
http://www.nutriologiaortomolecular.org/
http://www.seattlees.com/