El papel de la nutrición en la prevención de enfermedades asociadas con la edad. Dr Emilio José García Mayo Médico adscrito al servicio de Geriatría del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán La posibilidad de un envejecimiento saludable está influenciada por la nutrición en todas las etapas de la vida. La malnutrición fetal y el bajo peso al nacer, por ejemplo, llevan a un incremento en la frecuencia de hipertensión arterial, enfermedad coronaria, diabetes mellitus tipo II , enfermedades tiroideas y autoinmunes. La malnutrición durante la infancia también contribuye a estos problemas. Además, la deficiencia de yodo en la etapa fetal y de hierro en la infancia tienen consecuencias sobre el desarrollo cognoscitivo. Es por esto que la nutrición adecuada juega un papel significativo en todas las fases de la vida. Las causas más frecuentes de muerte relacionadas con la dieta son: enfermedad coronaria, enfermedad vascular cerebral, cáncer, diabetes y enfermedades infecciosas. Componentes nutricionales de las enfermedades crónicas. Enfermedad coronaria. La reducción en la ingesta total de lípidos y de lípidos insaturados así como el incremento en alimentos vegetales son las partes fundamentales de la prevención y el manejo de los factores de riesgo coronarios Algunos factores nutricionales pueden ofrecer cardioprotección por medio de diversos mecanismos que afectan a la función endotelial, presión arterial, homocistinemia y estabilidad eléctrica cardiaca. Algunos de estos son: folatos y vitamina B12 los cuales disminuyen el nivel de homocisteina plasmática. Los ácidos graso omega 3 disminuyen la agregación plaquetaria y son arritmogénicos. La vitamina C y E que actúan como antioxidantes para las lipoproteínas. Cáncer La ingesta alta de lípidos totales incrementa el riesgo de varios tipos de cáncer. Casi con seguridad aumenta el riesgo de cáncer de colon y posiblemente de próstata, ovarios y recto. Otros factores como el consumo de alcohol, productos ahumados, alimentos curados con sal o nitratos y contaminantes naturales como las aflatoxinas y compuestos nitrosos también aumentan el riesgo de cáncer. Los patrones de consumo de alimentos no refinados y altos en fibra están asociados a baja incidencia de ciertos tipos de cáncer , especialmente de mama y colon. Las frutas y los vegetales verdes y amarillos por medio de su contenido en agentes antioxidantes podrían tener un papel en la reducción del riesgo de algunos cánceres. El consumo alto en fibra, así mismo, ha sido relacionado con una disminución en este riesgo. Por ejemplo, la ingesta alta de alimentos ricos en beta carotenos parece que disminuye la incidencia de cáncer de pulmón, mama, mucosa oral, vejiga y esófago. En contraste, los suplementos de carotenos parece que aumentan en lugar de disminuir el riesgo de cáncer en los fumadores. La vitamina C parece tener un efecto protector contra el cáncer de esófago, estómago, cérvico-uterino, mama y pulmón. La ingesta baja de vitamina E se correlaciona con un aumento en el riesgo de cáncer en diversos órganos. Enfermedad vascular cerebral (EVC) La grasa de origen animal, ácidos grasos saturados y el consumo total de grasa están relacionados de manera positiva con el aumento en el riesgo de infarto cerebral. Sin embargo, están inversamente relacionados con la incidencia de hemorragia cerebral. Recientemente se ha relacionado el bajo nivel de vitamina B6, folato y concentraciones altas de homocisteina en sangre con un aumento en el riesgo de estenosis carotidea en adultos mayores y por lo tanto esto sugiere un papel importante de estas vitaminas en la prevención del EVC. La vitamina E ha sido relacionada con bajo riesgo de EVC isquémico sin embargo, como ocurre con las grasas , también se le ha relacionado con un aumento en el riesgo de EVC hemorrágico. El alcohol aumenta el riesgo de EVC hemorrágico de una manera linear. Diabetes mellitus tipo 2 (DM II) La grasa corporal y su distribución abdominal están relacionadas de manera consistente con la prevalencia de DM II mientras que la dieta, el ejercicio y la pérdida de peso a través de la normalización de la glucosa sérica en muchos pacientes puede retrasar la aparición de las secuelas de la DM II Los estudios han demostrado el efecto negativo del consumo alto de azúcar y el positivo de la ingesta cereales ricos en fibra en la prevención de la DM II El efecto de los micronutrientes en el desarrollo de la DM II parece ser solo marginal. Osteoporosis Existe evidencia extensa de que el calcio y la vitamina D protegen contra la osteoporosis . El consumo alto de calcio durante los primeros años de vida lleva a tener una masa ósea pico mayor. En los años posteriores de la vida, el calcio junto con la vitamina D previenen un balance negativo de calcio y reducen el ritmo de pérdida ósea. Sin embargo, por dificultades metodológicas de los estudios epidemiológicos no se ha encontrado concordancia de estos hallazgos con una disminución en el riesgo de fracturas. Además del calcio, otros minerales contribuyen en el mantenimiento de la densidad ósea como: cobre, zinc, magnesio y manganeso. El sodio afecta de manera negativa la mineralización ósea a través de la promoción de pérdidas urinarias de calcio. Otras condiciones crónicas. Respuesta inmune: los suplementos de vitaminas antioxidantes, vitamina B6 y zinc parece que mejoran la respuesta inmune del adulto mayor. Y esto pudiera estar relacionado con una disminución del riesgo de infecciones y la duración de las mismas. Cataratas: Los suplementos de vitamina C y E parece que disminuyen el riesgo de cataratas asociadas a la edad así como de la degeneración macular. Enfermedad de Alzheimer: Las dosis altas de vitamina E disminuyen la velocidad de progresión de la enfermedad de Alzheimer aunque no se conoce el mecanismo de acción. |