La longitud de los telómeros, los fragmentos de ADN que protegen los extremos de los cromosomas, podría ser un indicador de la esperanza de vida del petrel gigante antártico (Macronectes giganteus), una especie emblemática de las latitudes antártica y subantártica, según apunta un artículo de la revista Behavioral Ecology, publicado por un equipo internacional en el que participa el profesor Jacob González-Solís, del Departamento de Biología Animal y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la UB. La investigación, dirigida por la experta Pat Monhagan (Universidad de Glasgow, Reino Unido), revela también que los machos adultos del petrel gigante tienen secuencias terminales de ADN más cortas que las hembras, una diferencia genética no descrita hasta ahora en estudios científicos sobre aves.
Los telómeros, situados en la parte terminal de los cromosomas, son elementos clave en la división celular. Según estudios científicos internacionales, los telómeros se van acortando con los ciclos de división de las células, y esta reducción está ligada al envejecimiento celular. El Premio Nobel de Medicina del año 2009, otorgado a Elizabeth H. Blackburn, Carol W. Blackburn, Carol W. Greider y Jack Szostak, ya reconocía la importancia del papel biológico de los telómeros en la maquinaria celular y molecular.
El estudio publicado en Behavioral Ecology se centra en la colonia de petreles gigantes del sur de Bird Island (Georgia del Sur), el gran carroñero de ambientes antárticos y subantárticos, con grandes diferencias entre sexos en diversos aspectos (dimensiones, comportamiento, dieta, etc.). «Los petreles gigantes son aves que pueden vivir más de 50 años y esto los hace muy adecuados para los estudios sobre longevidad», explica González-Solís. «Ahora bien, no es fácil estudiar los efectos de la longevidad en fauna salvaje. Hay que trabajar con comunidades bien estudiadas desde mediados del siglo XX, como la de Bird Island, donde hemos podido hacer el seguimiento de grupos de petreles de diferentes franjas de edad conocida», matiza.
¿Por qué se acortan los telómeros?
Se sabe que los telómeros de los machos son más cortos en el caso del ser humano y en otras especies animales, como las ratas. El artículo del Behavioral Ecology estudia el material genético de los glóbulos rojos (eritrocitos) del petrel gigante y es el primer trabajo científico que muestra, en aves, diferencias entre machos y hembras en cuanto a la longitud de los telómeros. Pero, ¿por qué se acortan más los telómeros de los machos adultos?
Parece que no hay una explicación única. Para González-Solís, el diferente estilo de vida entre machos y hembras podría ser una razón, pero no lo explicaría todo: «Hay una clara división de los roles para cada sexo, en particular en la alimentación: los machos luchan por las carroñas de focas y pingüinos en las playas antárticas, mientras que las hembras se alimentan de especies marinas como el marisco, calamar o krill». Cuando los animales tienen que luchar por el alimento, ser mayor ayuda a ganar el combate. El experto de la UB señala, pues: «La especialización en la explotación de las carroñas por los machos ha promovido un aumento de sus dimensiones, lo que implicaría una tasa de división celular más alta, o más estrés oxidativo, y por lo tanto, el acortamiento de los telómeros». En cualquier caso, indica González-Solís, «esto no encaja con lo observado en otras especies dimórficas como el albatros viajero o el cormorán moñudo, en que la longitud de telómeros es igual entre sexos».
El diferente estilo de vida tampoco explica por qué los telómeros de los polluelos son mayores que los de los adultos: «La diferencia en el tamaño de los telómeros entre machos y hembras también la hemos encontrado en los pollos, que aún no han empezado a manifestar un estilo de vida diferente. Por tanto, la diferencia de roles no sería la única razón », explica González-Solís. «Quizá, en el caso de los polluelos, el mismo dimorfismo sexual impondría diferentes tasas de crecimiento, y esto podría favorecer el acortamiento telomérico. En este momento, la cuestión está muy abierta y habrá que hacer más investigaciones en el futuro para analizar las diversas hipótesis», concluye el especialista.
Longitud de los telómeros y supervivencia
Otra conclusión de interés científico es la relación entre la longitud de los telómeros y la supervivencia de las aves: ocho años después de medir los telómeros, los pájaros que aún estaban vivos los tenían más largos que los que habían perecido. Este resultado sugiere que la longitud de los telómeros puede indicar la esperanza de vida del petrel gigante antártico, independientemente de la edad y el sexo.
El petrel gigante antártico, víctima habitual de la captura accidental de los palangreros, está incluido en la lista roja de especies amenazadas de la Unión Internacional para la conservación de la naturaleza (IUCN). Con una población de cerca de 100.000 adultos, se cree que miles de estas aves murieron incidentalmente por culpa de buques ilegales durante la década de los noventa. Por ello, en el futuro, el equipo científico quiere profundizar en los estudios genéticos y poblacionales de las colonias del petrel gigante antártico, una especie con una estrategia de vida extrema, basada en una larga longevidad y una baja fecundidad ―un único huevo por periodo reproductor― y, por tanto, altamente vulnerable a cualquier amenaza que afecte a la supervivencia adulta.