Organizaciones agrícolas se pronuncian contra la liberación de maíz transgénico
patricia dávila
México, D.F., 18 de julio (apro).- Organizaciones promotoras de la "Campaña nacional en defensa de la soberanía alimentaria y la reactivación del campo mexicano", se pronunciaron contra la liberación del maíz transgénico en México y la cooptación de organizaciones campesinas a manos de la empresa Monsanto.
El pasado 18 de abril, la Confederación Nacional de Productores Agrícolas de Maíz de México (CNPAMM), filial de la Confederación Nacional Campesina (CNC), y la trasnacional Monsanto, firmaron un convenio, que busca abrir este año el camino a la experimentación de maíces modificados genéticamente en campos del norte del país.
El acuerdo prevé la creación de un "fondo para desarrollar el proyecto maestro de maíces mexicanos", que comprometería recursos económicos y "en especie" públicos y privados
Hasta ahora, no se han dado detalles respecto de las aportaciones de ese fondo, que aparentemente sería para preservar libres de maíces transgénicos a varios estados del país y fortalecer bancos de germoplasma del producto.
En ello coincidieron en documentos emitidos por separado, las organizaciones Alianza Mexicana por la Autodeterminación de los Pueblos (AMAP); el Consejo Nacional de Organizaciones Campesinas (CONOC); la Coordinadora Nacional Plan de Ayala; la Alianza Nacional de Productores Agropecuarios y Pesqueros (ANAPAP- El Barzón); el Grupo de Estudios Ambientales (GEA AC), y Greenpeace.
Afirmaron que es preocupante la ingenuidad de la CNPAMM-CNC, al firmar éste convenio discrecional, sin mostrarlo ni consultarlo con otras organizaciones y sin difundir sus detalles precisos a la opinión pública, cuando se trata de un convenio que afecta un bien público, como es el maíz.
Señalaron que el caso se agrava cuando se sabe que ese convenio se firmó con Monsanto --que obtiene ventas anuales de 7 mil millones de dólares en el mundo, líder mundial en la tecnología de transgénicos y que intenta a toda costa que estas semillas ganen mayores espacios en los mercados mundiales--, pues no es creíble que una empresa como ésta quiera proteger desinteresadamente las variedades del maíz en México.
"Sobre todo cuando sabemos que es imposible la coexistencia de cultivos transgénicos con maíces nativos, debido a que los primeros contaminan los segundos les trasladan características genéticas-- y que la introducción comercial de maíces modificados, que será el paso siguiente a la experimentación en campo, traerá consecuencias irreversibles", señalaron.
El riesgo de contaminación quedó evidenciado en 2001, cuando se encontró presencia de maíz transgénico en campos de Oaxaca, y hace apenas unas semanas fue detectado también en campos de las delegaciones Magdalena Contreras y Milpa Alta del Distrito Federal.
Explicaron que esta contaminación que ha ocurrido en muchas otras zonas del país--, se dio debido presuntamente por desvío de maíz transgénico que se internó en México para uso pecuario, por lo que es previsible que, al dar el paso a la siembra experimental de éste grano y luego a la comercial, propiciará una contaminación masiva y un daño generalizado a las razas nativas o criollas.
Advirtieron que atentar contra la supervivencia de los maíces criollos, genera un riesgo de erosión genética, de pérdida de una riqueza natural de la humanidad, además de que propicia la desaparición o un daño fuerte en el tejido social y cultural, donde florece la diversidad genética del cultivo, así como la destrucción del acervo de conocimientos relacionados con el uso y destino de las semillas en cuestión.
En declaraciones publicadas en medios el pasado 9 de julio, los dirigentes de la CNC, Cruz López Aguilar, y de la CNPAMM, Carlos Salazar, afirmaron que "las siembras experimentales de maíz transgénico no serán una amenaza para México si se cumple con el Protocolo de Cartagena y la Ley Federal de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados".
Sin embargo, dicha ley aún carece de reglamento y de un régimen especial de protección del maíz, requisitos indispensables previos a cualquier decisión sobre la experimentación del grano modificado, afirmaron.
"No queremos que nuestras semillas se conserven en laboratorio, convirtiéndose en objeto de museo. Para que México alcance su verdadera soberanía alimentaria y haga del desarrollo rural un factor de progreso nacional, es necesario seguir cultivando y consumiendo el maíz con toda su diversidad de granos", añadieron.
El pasado 18 de abril, la Confederación Nacional de Productores Agrícolas de Maíz de México (CNPAMM), filial de la Confederación Nacional Campesina (CNC), y la trasnacional Monsanto, firmaron un convenio, que busca abrir este año el camino a la experimentación de maíces modificados genéticamente en campos del norte del país.
El acuerdo prevé la creación de un "fondo para desarrollar el proyecto maestro de maíces mexicanos", que comprometería recursos económicos y "en especie" públicos y privados
Hasta ahora, no se han dado detalles respecto de las aportaciones de ese fondo, que aparentemente sería para preservar libres de maíces transgénicos a varios estados del país y fortalecer bancos de germoplasma del producto.
En ello coincidieron en documentos emitidos por separado, las organizaciones Alianza Mexicana por la Autodeterminación de los Pueblos (AMAP); el Consejo Nacional de Organizaciones Campesinas (CONOC); la Coordinadora Nacional Plan de Ayala; la Alianza Nacional de Productores Agropecuarios y Pesqueros (ANAPAP- El Barzón); el Grupo de Estudios Ambientales (GEA AC), y Greenpeace.
Afirmaron que es preocupante la ingenuidad de la CNPAMM-CNC, al firmar éste convenio discrecional, sin mostrarlo ni consultarlo con otras organizaciones y sin difundir sus detalles precisos a la opinión pública, cuando se trata de un convenio que afecta un bien público, como es el maíz.
Señalaron que el caso se agrava cuando se sabe que ese convenio se firmó con Monsanto --que obtiene ventas anuales de 7 mil millones de dólares en el mundo, líder mundial en la tecnología de transgénicos y que intenta a toda costa que estas semillas ganen mayores espacios en los mercados mundiales--, pues no es creíble que una empresa como ésta quiera proteger desinteresadamente las variedades del maíz en México.
"Sobre todo cuando sabemos que es imposible la coexistencia de cultivos transgénicos con maíces nativos, debido a que los primeros contaminan los segundos les trasladan características genéticas-- y que la introducción comercial de maíces modificados, que será el paso siguiente a la experimentación en campo, traerá consecuencias irreversibles", señalaron.
El riesgo de contaminación quedó evidenciado en 2001, cuando se encontró presencia de maíz transgénico en campos de Oaxaca, y hace apenas unas semanas fue detectado también en campos de las delegaciones Magdalena Contreras y Milpa Alta del Distrito Federal.
Explicaron que esta contaminación que ha ocurrido en muchas otras zonas del país--, se dio debido presuntamente por desvío de maíz transgénico que se internó en México para uso pecuario, por lo que es previsible que, al dar el paso a la siembra experimental de éste grano y luego a la comercial, propiciará una contaminación masiva y un daño generalizado a las razas nativas o criollas.
Advirtieron que atentar contra la supervivencia de los maíces criollos, genera un riesgo de erosión genética, de pérdida de una riqueza natural de la humanidad, además de que propicia la desaparición o un daño fuerte en el tejido social y cultural, donde florece la diversidad genética del cultivo, así como la destrucción del acervo de conocimientos relacionados con el uso y destino de las semillas en cuestión.
En declaraciones publicadas en medios el pasado 9 de julio, los dirigentes de la CNC, Cruz López Aguilar, y de la CNPAMM, Carlos Salazar, afirmaron que "las siembras experimentales de maíz transgénico no serán una amenaza para México si se cumple con el Protocolo de Cartagena y la Ley Federal de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados".
Sin embargo, dicha ley aún carece de reglamento y de un régimen especial de protección del maíz, requisitos indispensables previos a cualquier decisión sobre la experimentación del grano modificado, afirmaron.
"No queremos que nuestras semillas se conserven en laboratorio, convirtiéndose en objeto de museo. Para que México alcance su verdadera soberanía alimentaria y haga del desarrollo rural un factor de progreso nacional, es necesario seguir cultivando y consumiendo el maíz con toda su diversidad de granos", añadieron.
AHANAOA A. C.
Lic. Nut. Miguel Leopoldo Alvarado Saldana
Fundador y presidente.