¿Qué nos pasa con la "comida basura"?
Autor del articulo: EFE/Reportajes
-- La Agencia de Patrones Alimenticios (Food Standards Agency) mantiene que este tipo de comida obedece a una percepción global de lo que es insano o pobre nutricionalmente para el estómago.
-- El 83 por ciento de los encuestados no consumen las cinco piezas de fruta y verdura recomendadas al día.
-- Un placer como es el de la culinaria se inculca desde el período de gestación. Como se dice comúnmente: somos lo que comemos.
Existen varios condicionantes que ayudan a determinar si una persona consume o es propensa a consumir ‘comida basura’. A este tipo de hábito alimentario –algunos lo enmarcan en el concepto de ‘cultura basura’- lo han marcado la nueva era. El estrés y los ritmos de trabajo que surgieron con la producción en masa. En definitiva, es el ‘modus vivendi’ el que ha modificado las costumbres al no disponer de suficiente tiempo para dedicar a la cocina.
NIÑOS, A COMER
Sin embargo, la educación de los más pequeños juega también un papel primordial. Más si cabe, cuando se atienden todos sus caprichos y, en materia nutricional, son los padres los que deben llevar la batuta.
En este sentido, es aclaratoria la labor de la Agencia de Patrones Alimenticios (Food Standards Agency) que mantiene que este tipo de comida obedece a una percepción global de lo que es insano o pobre nutricionalmente para el estómago.
http://www.food.gov.uk/ además suministra detalladas claves que, con la colaboración ciudadana, funcionan como las pautas que desencadenan este hábito de consumo. Entre ellas, es revelador que el 33 por ciento de los pequeños discuta con sus padres lo que ha de comer. Sobre todo cuando, un placer como es el de la culinaria se inculca desde el período de gestación. Como se dice comúnmente: somos lo que comemos.
Por otro lado, la participación de todos los miembros de la familia en la elaboración de los platos -en el seno de la cocina y sus fogones- favorece la comunión afectiva, estrecha vínculos y solidariza en tareas que, por tradición e ignorancia, se reparten de antemano.
No es menos destacable el hecho de que muchos de esos pequeños imitan el gesto y costumbre de sus mayores. Y es harto curioso que el 83 por ciento de los encuestados no consuman las cinco piezas de fruta y verdura recomendadas al día.
Si a esto se le añade que el 42 por ciento prescinde de la comida que ha de ser más energética de la jornada, el desayuno, el cuadro del consumidor potencial comienza a cojear. La agencia hace hincapié, a su vez, en el diez por ciento de comida rápida que se sirve de la ‘comida rápida’ o ‘fast food’ para aguantar los horarios intensivos. Un tipo de uso que viene condicionado por los turnos laborales y sus exigencias pero que en nada justifican al cincuenta por ciento que bebe bebidas espiritosas todos los días. Estas contienen importantes dosis de azúcar que influyen en la línea, la silueta corporal. Pero inciden particularmente en la digestión por sus gases, en concreto el dióxido de carbono. A LO RÁPIDO Y A LO GRANDE Esta nuestra era viene acompañada de sentido del humor. Mientras se entablan profundos debates, algunos no han querido dejar pasar la oportunidad de hacer negocio y reivindicar con sorna esta tara alimenticia. Es el caso de http://www.junkfoodclothing.com/ que bajo el epígrafe descrito en este reportaje, pretende asumir el origen del conflicto. Empero, son más altruistas las propuestas fílmicas. Entre ellas, “Fast Food Nation” (2006, de Richard Linklater) y “Super Size Me” (2004, de Morgan Spurlock) han abierto brecha. Si la primera cinta entra de ello en los entresijos de la industria –sus consecuencias ambientales y sociales-, la segunda no rehuye el discurso popular y, con un experimento a la sazón de los más conocidos concursos televisivos, subraya los efectos visibles en el cuerpo del consumidor. Spurlock ganó fue nominado para el Oscar, el Premio de la Crítica, entre otros, y se adjudicó el Premio Internacional de Cine de Edimburgo, el Satellite o el del festival de Cine Sundance – entre otros-. La premisa de la que parte el conductor de este documental, que es el mismo director, surge con la cuestión de por qué América está tan gorda. Una duda que trata de resolver con el consumo diario (durante un mes) de un ejemplo de comida rápida. Esto es: la cadena de hamburgueserías Mc Donald´s. Problemas dietéticos y un cambio físico y emocional es lo que experimentó en carne propia tras tratar de cumplir el desafío.